La particular ruta del colesterol de la villa salense discurre pegada al Nonaya: "No tiene cuestas, es segura y con mucha sombra"

Esta senda, de casi cuatro kilómetros, nació hace quince años gracias al proyecto de restauración medioambiental del cauce fluvial que atraviesa la localidad

Los vecinos de la villa de Salas cuentan con un tesoro a orillas del río Nonaya. Su particular ruta del colesterol es un paseo fluvial de 3,4 kilómetros en pleno corazón de la localidad. Hace las delicias de vecinos de todas las edades que lo alaban por su belleza, tranquilidad y su fácil recorrido. "Es seguro y tranquilo, tiene muchas zonas de sombra y siempre hay con quien hablar. Si te da un mareo o lo que sea siempre hay alguien cerca", apunta una septuagenaria salense que no perdona su paseo diario por este bello itinerario fluvial.

Una vecina cruzando uno de los puentes de la senda.

Una vecina cruzando uno de los puentes de la senda. / T. Cascudo

En el año 2005 se puso en marcha el plan de Restauración medioambiental del río Nonaya, un ambicioso y millonario proyecto que permitió crear un parque fluvial de 6.740 metros cuadrados en pleno centro de la villa. Costó unos siete millones de euros, financiados por el Ministerio, el Principado y el consistorio, y está operativo desde 2009. En la actualidad es el itinerario estrella de la red de Rutas Saludables que promovió el consistorio en 2021.

Lara Díaz es otra de las habituales del tramo: "Siempre hay gente, llueva o no. No nos podemos quejar". Muy cerca, otra vecina señala que es un lujo contar con esta senda porque evita "pasear por la carretera, como hacíamos antes; la gente está encantada". Explica que esta senda "es segura y transita al lado del río, en una zona llena de bancos para el descanso".

Faustino Álvarez posa en uno de los tramos de la senda.

Faustino Álvarez posa en uno de los tramos de la senda. / T. Cascudo

Cuentan los salenses que el recorrido es perfecto para el paseo diario, pero hay también quien lo usa para correr, pues se puede alargar empatándolo con la senda que conduce hasta la cascada del Nonaya. "Es un camino precioso y muy tranquilo y sobre todo fácil para la gente mayor", añade Josefa Álvarez. "Es muy llano y lo usa mucha gente y para los días de calor es perfecto porque tiene mucha sombra", opina Faustino Álvarez, otro de los habituales de este recorrido que permite conocer la belleza de la villa de Salas.