Esta es la historia de una pareja que viajó de Mallorca a Asturias en busca de paz (y, de paso, reabrió la única librería de Pola de Allande)

"Esto es un cuento de hadas", cuentan Magdalena Dzieciniak y Jonathan Gabioux, recién establecidos en la capital allandesa

El anterior propietario de la librería, Fernando Rodríguez, junto con  Magdalena Dzieciniak en el negocio allandés.

El anterior propietario de la librería, Fernando Rodríguez, junto con Magdalena Dzieciniak en el negocio allandés. / R. T. C.

La polaca Magdalena Dzieciniak y el argentino Jonathan Gabioux acaban de establecerse en Pola de Allande y, para felicidad de sus vecinos, han reabierto la única librería de la capital del concejo. La librería San Andrés cerró sus puertas en enero por la jubilación de su propietario, que buscó con desesperación un relevo que ahora llega desde Mallorca. Desde allí han viajado Magdalena y Jonathan en busca de un entorno tranquilo y seguro en el que ver crecer a su hija de 10 años: "Esto es un cuento de hadas".

Tras varios años residiendo en suelo mallorquín esta pareja tenía claro que necesitaba mudarse a un lugar "tranquilo, donde respirar, un lugar seguro y cerca de la naturaleza". Así que pusieron el foco en Asturias y, a base de ver vídeos, encontraron su lugar. Buceando por Internet dieron con el caso de Fernando Rodríguez, que buscaba a alguien que tomara el testigo de su pequeña librería, la única del concejo.

Todo encajó a la perfección y ayer "San Andrés" reabrió sus puertas para felicidad del vecindario y tras cuatro meses cerrada. El más feliz por esta reapertura fue Fernando Rodríguez, al lograr que el negocio al que dedicó los últimos veinticuatro años de vida vuelve a tener futuro. "Era una pena que estuviera cerrado porque es un comercio muy necesario para el pueblo, fíjate que la gente ya estaba yendo a Cangas del Narcea a hacer fotocopias", señala el comerciante, consciente de la importancia de estas tiendas en los pueblos pequeños.

Cuenta el allandés que en estos meses recibió más de cien llamadas de personas interesadas, la mayoría de fuera de Asturias. Finalmente Magdalena y Jonathan se decidieron a dar el paso y están abrumados con el recibimiento de la gente: "En Pola nos encajó todo. El sitio es un paraíso y la gente es muy agradable y están en todo, es como si fueran mi familia. No me esparaba esto".

Dzieciniak, arquitecta de profesión, está desbordada y emocionada con su primer día abierta al público: "Se me llenó la tienda y estoy emocionada". También agradece el apoyo del anterior propietario, que está siendo de gran ayuda en estos primeros días: "Fernando es un gran maestro y está ahí ayudando todo el rato. Me gustaría llegar a su altura".

Mientras termina de poner el negocio a su gusto ya piensa en organizar actividades culturales que sirvan de complemento a su negocio. Y también lanza un mensaje a aquellas personas que quieren dar un giro a su vida y buscan una alternativa a las ciudades porque "aquí, en sitios pequeños, hay posibilidades de trabajar y vivir".