Diosas del celuloide como Lauren Bacall, Bette Davis o Kim Novak han inspirado a Kate Winslet para confeccionar su personaje en "La modista", una diseñadora que tras años trabajando en Europa para casas como Dior o Balenciaga regresa a su polvoriento pueblo australiano en busca de venganza.

La película, que se estrena ahora en España, arranca como un western, con Winslet llegando al ficticio Dungatar al susurro de 'He vuelto bastardos'; se adentra en los terrenos de la comedia, y al final cobra tonos negruzcos, haciendo equilibrismos en la difícil frontera entre comedia y tragedia.

"Me encanta cuando un libro o una película transita de la comedia a la tragedia y a la comedia de nuevo. Creo que la vida es así, de modo que ¿por qué no hacerlo en las historias que contamos?", plantea a Efe su directora, Jocelyn Moorhouse.

Moorhouse ("La prueba", "Donde reside el amor"), que aterrizó en este proyecto después de años alejada de la primera línea, asegura que Winslet fue su primera opción para el papel protagonista, en un reparto por lo demás australiano, en el que también destacan Liam Hemsworth y Judy Davis.

"Kate es una persona fuerte, poderosa y al mismo tiempo profundamente femenina, además de una actriz brillante, y necesitaba todo eso para el personaje de Tilly", ha señalado. "Siempre imaginé a este personaje como un cruce entre Kim Novak, Bette Davis y Lauren Bacall, una femme fatale con un gran corazón".

Basada en una novela de Rosalie Ham, "La modista" cuenta cómo Till Dunnage tiene que encauzar la relación con su excéntrica madre (Judy Davis), resolver un trauma infantil y pelear contra la mezquindad y amargura de un entorno cerril, mientras intenta evitar enamorarse de Teddy (Liam Hemsworth), un futbolista local que vive como un forajido.

Sus suntuosos vestidos hechos a medida revolucionan el pueblo, con todas las mujeres -e incluso un policía local- haciendo cola para conseguir uno de sus diseños, que contrastan con el austero paisaje, una zona montañosa al sur de Melbourne que recuerda a los "spaghetti western".

"Durante la preproducción, Kate y yo estudiamos mucho la edad de oro de la costura de los 50, y en particular el trabajo de Christian Dior, Jaques Fath, Charles James, así como Balenciaga, Chanel y Vionnet. Nuestras diseñadoras, Marion Boyce y Margot Wilson -que confeccionaron más de 350 trajes- compartieron nuestro entusiasmo", afirma Moorhouse.

La directora subraya también que para ella la moda es "un arte, un juego", pero también "un arma" al servicio de las personas.

"Tener un vestido diseñado en exclusiva para ti puede hacerte sentir más confiada y bella. En la película quería subrayar ese poder de transformación que una modista puede aportar a su cliente", explica.

Uno de los puntos fuertes de la película es la relación que se establece entre Till y su madre, apodada en el pueblo "Molly la loca".

"Esa relación fue lo que más me sedujo de la historia", destaca la directora. "Me gusta mucho como van acercándose poco a poco después de tanto tiempo separadas, y la fuerza que se transmiten la una a la otra".

Y tampoco podía faltar la historia de amor, pero se agradece que no se convierta en el centro de todo.

"El amor es un factor crucial para la paz interior de cada uno, pero no sirve de nada si no eres capaz de hallar tu propia fuerza y tu propia verdad. Creo que este es un mensaje importante a transmitir tanto para hombres como para mujeres", insiste Moorhouse.