Una vez conocida la lista socialista para los comicios de mayo, ya no hay marcha atrás: Jesús Morales abandona las Consistoriales tras 20 años al frente de Urbanismo. Su paso por el Ayuntamiento no debe ser sometido a simplificaciones. Ha sido el ejecutor del PGOU que ha regido la transformación urbana de Gijón, generalmente aceptada y valorada.

Cuando Morales llegó a su despacho en 1987, se encontró con el recién aprobado -1986- plan del urbanista Ramón Fernández-Rañada y colaboradores, encargado por el anterior alcalde, José Manuel Palacio. La tramitación de aquel PGOU fue contestada por numerosos estamentos gijoneses, pero los éxitos del regidor Areces y del edil Morales pivotan sobre ese documento, que desplazó cierta anarquía urbanística y puso suficiente racionalidad en su lugar.

La época de Morales se cierra con la satisfacción de los gijoneses por la ciudad reurbanizada, incluidos resbalones o polémicas como el Náutico, la Costa Este, El Rinconín, El Bibio, etcétera. También hay notas negativas, especialmente en los últimos años, pero sería injusto echar toda la responsabilidad a las espaldas del veterano concejal. Nos referimos, por ejemplo, a ese dato que acaba de emanar del Ministerio de Vivienda: Gijón disfruta de los pisos más caros de Asturias, y un seis por ciento más costosos que la media nacional. Los bajos tipos de interés, los pasados bajonazos bursátiles o el atractivo de Gijón han influido decisivamente en ello, pero es achacable al Ayuntamiento la falta de previsión para liberar suelo más allá de la ronda Sur cuando hace unos años ya se veía venir el furor inmobiliario. Tampoco Rañada, cuando revisó el plan en 1999, quiso saltar la ronda y Morales siguió el dictamen. Otro dato: que Sogepsa cometiera errores en Gijón no dependía de Morales. Desarrollar la lujosa urbanización de Poniente fue decisión de otras instancias. La misma impresión tenemos con respecto al último PGOU, el aprobado en 2005 tras enorme barahúnda. De ahí que afirmemos que Morales se va dejando un urbanismo que no es del todo suyo. Le despedimos sin simplificaciones. Y con aprecio.