Después de que ETA noqueara el plan «A» del presidente del Gobierno para instalarnos en la «paz perpetua» (según el ex presidente Felipe González no había plan «B»), Zapatero compareció en unos «desayunos» a los que son tan aficionados en Madrid y pasó al ataque con lo que mejor le va: la economía.

No se quedó corto. ZP afirmó que este año seguirá el crecimiento económico robusto, bajará el diferencial de inflación con el resto de la Unión Europea y se reducirá el desempleo de manera sustancial.

Y, seguramente, todo ello tiene visos de cumplirse. Pero también se anuncia que el principal motor del crecimiento de los últimos diez años, la construcción, perderá fuelle (tal como ya pasó en 2006). Y, entonces, ¿sobre qué bases mantendremos nuestro bienestar, en el actual proceso de globalización? Los expertos creen que debemos centrarnos en la investigación aplicada y en la mejora del «capital humano» (o sea, la educación).

Veamos algunos datos. Según el Sistema Estatal de Indicadores de la Educación los jóvenes de 20 a 24 años, por primer vez en 30 años, tienen menor nivel educativo que la generación anterior, la de 25 a 29. Además, la población entre 16 y 25 años que realiza estudios reglados ha bajado en los últimos diez. Más: si en 2003, en Alemania, se registraron 25.000 patentes industriales, en España, 1.274. Y el remate: si en un país como Dinamarca, el 79% de la población es capaz de hablar inglés, en España llegamos al... 18%.

¿Quiere decir esto que el presidente del Gobierno nos engaña? No, seguramente. Sólo que los cimientos que han sostenido nuestro desarrollo (incluidas las ayudas europeas, que empiezan a bajar, también, este año) no se han sustituido por otros más sólidos. Como diría aquél, que Dios nos coja confesados.