Me gusta. El alcalde de Cangas de Onís ha anunciado a bombo y platillo sus pretensiones de acometer una notable reforma en la llamada carretera de Cañu, una de las principales arterias de la urbe, travesía de la Nacional 625 (León-Santander por Cangas de Onís). Para algunos, puede resultarles electoralista el plan que contempla el regidor socialista para esa vieja -mejor diría, arcaica- calzada; otros seguro que aplaudirán con rabia la buena nueva, pese a que deberán aguardar aún varios meses hasta poder ver con sus propios ojos el remodelado barrio cangués.

Tiene toda la razón Alfredo García, que aspira a salir reelegido en los comicios municipales del cercano mes de mayo, cuando argumenta que el acondicionamiento de esa travesía es una reivindicación histórica. Lo malo, por así decirlo, ha sido la dilatación en la que estuvieron sumidos los vecinos -antaño eran pocos residentes- de la populosa barriada durantes las últimas legislaturas. No sólo se olvidaron de ellos los actuales dirigentes socialistas -a punto de cumplir ocho ejercicios consecutivos con mando en plaza-, sino también aquellos que rigieron los destinos del Ayuntamiento de Cangas de Onís en época del Partido Popular.

Ahora, a muy poco tiempo de la nueva cita con las urnas, la mirada de los políticos locales se centra en uno de los barrios cangueses que más aumento de población tuvo en la última década. Tanto el gobernante PSOE como el opositor PP están decididos a batirse el cobre en plena avenida de Castilla, donde el padrón municipal -la «bolsa» de votos- se ha incrementado de forma considerable en los últimos dos lustros. Sin restar un ápice a lo que acontecerá en el resto de la urbe, así como en la zona rural, me parece que el próximo alcalde de Cangas de Onís se decidirá por los sufragios de los vecinos de la carretera de Cañu. Y, como adelanto para los indecisos, nada mejor que ofrecerles en estos instantes una sustancial mejora de calidad de vida, a modo de obras, en el populoso barrio cangués.

Lo que sería aberrante es llegar a ejecutar una obra «faraónica» en un corto espacio de tiempo, después de años de olvido. No creo que el equipo de gobierno que preside Alfredo García, ni por supuesto el Ejecutivo regional, estén por la labor de tirar por la borda ese ansiado proyecto para la avenida de Castilla. Me refiero a hacerlo con prisa y bajo una inversión paupérrima. Eso sí, bastante más preocupante sería pensar que, en el supuesto caso de un vuelco electoral, los nuevos inquilinos de la Casa Consistorial dejasen «aparcado» ese proyecto. No sería la primera vez que pasase algo similar en Cangas de Onís. ¿Ejemplos? Pongo únicamente dos, sólo dos, uno de cada lado, para no herir muchas sensibilidades: la rehabilitación de la iglesia de Cangues d$27Arriba (hoy convertida en Aula del Reino de Asturias) y la arrebatada «fuente» de la plaza del Ayuntamiento (actual plaza de Camila Beceña).