La gripe A, antes llamada cochina, ha infectado ya a 100.000 cuerpos en el mundo, a 1.000 en España y a nueve en Asturias. La pandemia avanza, pero todavía le queda mucho para conquistar a la mitad de la humanidad, según predicción más pesimista de la Organización Mundial de la Salud. Además, como la gente se va curando -salvo algunos decesos por complicación con otras dolencias-, será raro que se junten todos los afectados a la vez, como si esto fuera la antesala del juicio final en el valle de Josafat.

Por lo demás, pese a los contagios, vamos ganándole tiempo a la temible mutación del virus, que aún no se ha producido, pero, de hacerlo, sería lo que verdaderamente nos pondría mirando a la hondonada de Josafat, con el corazón en un puño y el Tamiflú en la basura.

Ahora bien, volvamos a las cifras del comienzo: nueve recios astures entre 1.000 ibéricos afectados, es decir, un 0,9 por ciento, que es una representación por debajo del peso de Asturias en España, ya que por población y por tamaño de nuestra economía somos aproximadamente un dos por ciento del total nacional.

Eso sí, recibimos del Estado un cuatro por ciento de los recursos públicos, cifra que, no obstante, se está tambaleando justo en estas horas porque Cataluña y el Gobierno de Zapatero están a punto de cerrar la nueva financiación. Dicho en plata, una vez saciados los deseos de Cataluña, o de Andalucía, o de otras regiones, ora poderosas, ora grandes, el resto tendremos que dedicarnos a rebañar lo que quede en la pota estatal.

Entre la gripe y el arañado de recursos restantes estamos como para ir en peregrinación a Covadonga, que es lo que hoy hará en visita privada Antonio Tajani, comisario de Transportes y vicepresidente de la Comisión Europea. El romano Tajani visitó ayer las obras de la tortuosa ampliación de El Musel -el desfase y tal- y hoy se va a Covadonga. Está claro, ¿no?