Un estudio oficial desvela algo que el común de los mortales intuíamos: que ésta y la siguiente son las semanas en las que menos se produce en España. Los datos los toman los elaboradores del informe del consumo de luz, el más bajo del año; del consumo de agua, algo parecido, y de otros datos que llevan a la conclusión ya comentada. Media España está de fiesta y la otra media, de vacaciones. Aunque, como todo en la vida, con matices.
Para que el Gijón de la Semana Grande brille más que el sol gran cantidad de profesionales se afanan en que todo está a punto para la diversión de los más. Hace años cuando un profesional que ha de trabajar en los días de fiesta se lamentaba en el transcurso de una comida familiar de tener que levantarse de la mesa e irse al tajo, recibió la respuesta de una familiar que le reprochó no haber escogido "un oficio mejor".
Decenas de jóvenes se concentraban ayer a primera hora de la tarde en la plaza de toros de El Bibio; eran los empleados de la plaza que vigilan que todo salga bien; eran miembros de la Banda de Música de Gijón, que siguen la estela del llorado Baldomero Céspedes; eran acomodadores, porteros y otros servidores del ruedo. Ellos son llamados en la feria, pero hay miles de gijoneses que tienen abundante tajo estos días: médicos, enfermeras, policías, bomberos, taxistas, camareros, conductores de autobuses urbanos y privados, empleados de la limpieza, funcionarios municipales de Festejos, dependientes y guías turísticos, por no seguir y recorrer todo el espectro de oficios y profesiones necesarios para que una ciudad abarrotada funcione como funciona Gijón, como la seda.
En días como éstos tiene que ser oficio de justicia reconocer a todos aquellos que trabajan cuando el resto de los ciudadanos se divierten, que es el caso de un Gijón que se levanta sobre las nubes que se quieren sumar a la fiesta.
