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Bisnietos de vikingos

El espíritu vikingo sigue vivo. Su naturaleza de lucha y resistencia a la opresión ha calado en los bisnietos de los guerreros y conquistadores de antaño. Les han trasmitido unos genes que despiertan a la rebeldía siempre que un jeta de adentro o de afuera pretende chulearlos. No comulgan con ruedas de molino. En el 2009 el gobierno islandés, presidido por Geir Haarde, aliado con la banca y los paraísos mafiosos, dejó al pueblo en pelota picada. No sólo eso, sino que también les pidió 50.000 euros a cada ciudadano para salvar el país que él y su camarilla habían arruinado. Pues bien, el pueblo vikingo ocupó la calle, echaron el Gobierno abajo y sentaron en el banquillo a los responsables de la ruina de Islandia.

La pasividad, señal de identidad en otras latitudes mediterráneas, en Islandia no existe. Al contrario, el espíritu vikingo salió a escena y el Gobierno, con ellos de corbata, se replegó en su Palacio de Invierno. Los jueces sacaron pecho y se juzgó a los responsables del descalabro económico del país. No hicieron falta guillotinas, con las mazmorras fue suficiente. Luego, cambiaron de palo en el Gobierno y a tirar para adelante. Eso sí, con una nueva formación política, el Partido Pirata (alguna similitud tiene con Podemos), liderado por Birgitta Jonsdottir, siempre vigilante a los movimientos de sus dirigentes para que de nuevo no "arruinen la credibilidad del país".

Y en éstas llegaron los "Panamaleaks". En la lista interminable de usuarios famosos, un nombre destaca, el del actual Primer Ministro de Islandia por el PP (Partido Progresista), David Gunnlangson. Dos veces en la misma piedra. El presunto evasor o delincuente, posee una sociedad, Wintris Inc, en esos territorios donde el dinero campea a sus anchas sin pastor que lo controle. Los paraísos fiscales los comparo con huchas en el fondo del mar, y sólo su propietario, cuando le viene en gana, tira de la cuerda, la saca a la superficie, coge o mete el dinero que le salga del guindón, y hala, otra vez "en el fondo del mar, matarife lira ron", bien oculta por el oleaje y las algas. Gunnlangson cayó con todo el equipo ante la cámara televisiva y más de medio mundo lo vio en directo. En mi tierra, estos tipos tienen un nombre: "Bayu".

Escarmentados los vikingos, ahora, alertados y con el Partido Pirata de Birgitta al frente, salieron de nuevo a las calles de Reikiavik. Pidieron la dimisión del primer ministro y la demanda del pueblo ya es un hecho. Y a no mucho tardar, lo veremos rindiendo cuentas ante la ley.

Pues, justo, como aquí. Un país sin gobierno, la corrupción galopante carcomiéndonos hasta la médula mientras la carcoma se monda de la risa.

Y el pueblo llano saltando de sus asientos, grita: ¡Goool de Messi! Por cierto?

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