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Coordinador del servicio de Neurocirugía del Centro Médico de Asturias

Avances en neurociencias en el Día Mundial de la Salud

El sistema nervioso ha sido un gran desconocido desde tiempos inmemoriales hasta hace pocas décadas. En el siglo XIX y principios del XX algunos estudiosos consideraban al cerebro como "una caja negra" de la que sólo importaban las entradas de información y la salida de la respuesta. No les importaba el mecanismo por el cual se formaba la respuesta, sólo el resultado de esas interacciones.

Por suerte, poco a poco se ha ido conociendo lo que sucede en ese maravilloso órgano que es el cerebro. Desde los estudios de don Santiago Ramón y Cajal se consideraba que las neuronas eran algo inmutable y una vez muertas no se podían regenerar.

Los estudios de un descendiente de asturianos, don Arturo Álvarez-Buylla, nos dieron a conocer que hay sitios donde las neuronas pueden seguir reproduciéndose y migrando a otros sitios del cerebro donde realizarán sus conexiones. Gracias a este descubrimiento fue galardonado con el premio "Príncipe de Asturias" de Investigación Científica y Técnica en 2011.

Ha cambiado también nuestra forma de entender el cerebro; las neuronas se reproducen y pueden cambiar. Nada es inmutable y por tanto pueden regenerarse. No entendemos los mecanismos ni los principios por los cuales en unos sitios hay nuevas neuronas y en otros no, ni por qué unas se mueven hacia determinados lugares del cerebro y otras hacia otros distintos.

Por otro lado, sabíamos que algunas partes del cerebro albergaban funciones concretas que se repetían en todos los individuos. Poco a poco esa inmutabilidad ha ido cambiando. Por ejemplo, a un niño de menos de 2 años se le puede extirpar medio cerebro -por una enfermedad como una epilepsia maligna-, aunque en esa parte se albergue el lenguaje y la fuerza del otro lado del cuerpo, este niño podrá hablar normalmente y sólo le quedarán secuelas de destreza fina en la mano contraria. En los adultos no era posible hasta que a principios de este siglo se demostró que tumores que crecían lentamente e invadían zonas como el lenguaje o la fuerza provocaban que estas funciones "migraran" a otras zonas sanas pudiendo quitar el tumor que unos meses antes era inoperable sin que el paciente sufriera secuelas que le habrían causado severos déficits.

¿Cual de los mitos que hoy conocemos será una realidad en el futuro?

Desde los años 90 del siglo pasado somos capaces de colocar electrodos en sitios milimétricos del cerebro para conseguir frenar o activar funciones. Hoy en día es práctica habitual la estimulación cerebral profunda en el tratamiento del párkinson en pacientes muy concretos, todo esto que hemos comentado es pasado, ¿qué nos deparará el futuro inmediato y a medio plazo? ¿Será posible regenerar las neuronas o los axones (sus terminaciones) dañadas? Todavía no podemos controlarlo, pero hay estudios muy prometedores de grupos españoles con trasplantes de células mesenquimales para recuperar la función en lesionados medulares. El grupo del Dr. Vaquero, jefe del servicio de Neurocirugía del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, ha tenido resultados muy prometedores en animales con mejorías funcionales. Es todavía muy pronto para saber si esto funcionará en humanos, pero es un camino ni siquiera soñado hace 20 años.

¿Podemos bloquear alguna otra zona del cerebro que produzca enfermedades? Pues la respuesta es sí para algunas. Por ejemplo, el trastorno obsesivo compulsivo es tratado con estimulación cerebral profunda en casos en que ningún otro tipo de tratamiento funciona. Es sólo un ejemplo ya que están en marcha otros estudios en algunas enfermedades mentales.

Nuestro cerebro siempre ha mandado sus órdenes a través de la médula y luego los nervios para conseguir una respuesta como puede ser mover una mano. Otra opción que se está explorando con éxitos parciales es recoger información del cerebro y que ésta produzca una respuesta en una máquina; el paciente piensa que quiere mover una mano, el estímulo recogido por unos electrodos hace que una especie de armadura se mueva y la mano paralítica se cierra.

Son avances aún poco desarrollados, pero después de conseguir que un paralítico se mueva, ¿podemos soñar con que los exoesqueletos hagan que nuestros cuerpos se muevan con más fuerza y más rápido? De momento son sólo argumentos de películas de ciencia ficción. Pero lo que hoy podemos conseguir con un móvil cuando éramos niños ni siquiera podíamos imaginarlo.

Hay pacientes ciegos a los que se les implantan chips en la retina y luego se transmiten las imágenes a otros implantes en la parte posterior del cerebro y son capaces de ver luces y algunas sombras. Obviamente todavía son muy rudimentarias, pero si buscamos la analogía con la televisión, todos recordamos las emisiones en blanco y negro que muchas veces se sintonizaba mal y ahora vemos las imágenes de las películas en alta definición, incluso más allá en tecnología 4K y nos podemos imaginar cuál va a ser el avance en los próximos años.

Las impresoras 3D que llevan un par de años en el mercado ya se han utilizado desde hace una década en medicina para hacer implantes a medida en defectos del cráneo.

La forma que tenemos de tratar las enfermedades ha cambiado de manera espectacular.

Los tumores de un determinado tamaño y de un origen concreto pueden tratarse en una sesión con radiocirugía esterotáctica, con escasas secuelas y en un solo día de ingreso. Las cirugías cada vez más son menos agresivas, se procura que el ingreso y las complicaciones de los pacientes se minimicen. Operar un tumor cerebral y marchar a casa el mismo día aquí es impensable, pero en Canadá ya se publicó un artículo con 100 casos que el mismo día se van a casa y el índice de reingresos es menor del 5 por ciento.

Los aneurismas de arterias cerebrales son tratados mediante un dispositivo intraarterial que permite "desviar" la sangre hacia zonas sanas y evitar que el latido lo rompa y haya un sangrado masivo y previsiblemente mortal.

Lo que nos deparará el futuro de nuestro cerebro es una aventura apasionante que me encantaría vivir los próximos años.

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