La oposición mostró ayer cierta cortedad al considerar que la referencia de Javier Fernández a la crisis catalana era una digresión propia de los fantasmas personales. Sí, hablar de Cataluña es también hablar de Asturias. Es tan evidente que resulta grosero explicarlo.
Al presidente asturiano cabe reprocharle muchas cosas: cierto engolamiento en el discurso, una pátina de desafección o, acaso, cansancio..., pero no puede negarse que Fernández ha anticipado siempre con clarividencia lo que se nos venía encima con el conflicto territorial. Ha sido claro, aunque internamente le implicase costes, en denunciar la ambigüedad del Partido de los Socialistas de Cataluña (PSC) respecto al modelo federal del partido y en señalar el riesgo que suponía que Pedro Sánchez tratase de echarse en brazos de un Podemos que ahora sería un aliado tóxico a la hora de afrontar la crisis catalana desde el punto de vista de la defensa del orden constitucional. Resulta paradójico, pero el mayor favor político a Pedro Sánchez ha sido que sea Mariano Rajoy, investido con la abstención del PSOE que gobernaba por accidente Javier Fernández, el que tenga que comerse el marrón del conflicto catalán y la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
No es una cuestión ideológica, sino práctica. Asturias bien estaría mirando la letra pequeña de todo acuerdo que orbite sobre Cataluña. Porque al final, es la economía, estúpido (recordando la frase que se hizo famosa en la campaña de Bill Clinton contra Bush padre), y en el caso que nos ocupa es la financiación autonómica.
Ahí reside la clave del asunto. ¿Qué efectos tendrá en el equilibrio territorial el intento de apagar el fuego catalán? ¿Qué espíritu enhebrará el intento de coser España en un nuevo modelo autonómico-federal dentro de la futura reforma de la Constitución? ¿Pesará el principio de que todos los españoles tienen idénticos derechos a recibir servicios con independencia de allá donde vivan o el intento de salvaguardar pretendidas singularidades alentará, en el fondo, el derecho a ser diferentes y contar con privilegios?
Será trascendente para el Principado que los partidos mantengan una voz única que garantice los derechos de los asturianos frente aquellos que buscan remarcar sus privilegios. Por eso Cataluña también pasa por Asturias.
