La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ya no nos queda humanidad

Dolor y tristeza ante el caso del pequeño Alfie Evans

Escribo estas líneas en un momento en que aún no se sabe qué va a suceder con el pequeño Alfie Evans? Sea lo que sea, necesito clamar ante Dios y ante el mundo mi dolor y mi tristeza ante algo que me lleva a cuestionarme muchas cosas. ¿Dónde está la humanidad? ¿Nos queda algo, una brizna siquiera? ¿Nos atreveremos a seguir hablando de dignidad y de derechos humanos ante semejante injusticia? ¿Cómo vamos a mirar a la cara a unos jóvenes padres que luchan hasta el final por su hijito contra un sistema desalmado, irracional e injusto? ¿No hay manera de detener esto?

¿Seguiremos rasgándonos las vestiduras después de este linchamiento programado y despiadado de un bebé de veintitrés meses decretado por un juez inicuo de un país de los considerados del primer mundo?

La sentencia dictada por el juez ya se ha cumplido: ya han desconectado a Alfie. Pero yo pregunto: ¿la sentencia era simplemente la desconexión del soporte vital o era una condena a muerte sin opción a salvarse? ¿Por qué han decido que tiene que morir, sí o sí, un ser inocente que ni siquiera ha sido correctamente diagnosticado? ¿Por qué -una vez desconectado del soporte vital- se ha negado a los padres de Alfie el derecho básico de cualquier padre de llevarse a su hijo a casa o a donde estime oportuno para recibir un tratamiento médico? ¿Por qué se niegan a alimentarle? ¿Cómo son capaces de dejarle morir de hambre y de sed en Europa, en el siglo XXI y en un centro hospitalario? ¿Cuál es el grave crimen cometido para ser tratados así?

Al escribir estas líneas lágrimas de impotencia y de un dolor agudo llegan a mis ojos? ¡No puede ser! ¡¡No!! ¡No es posible que el ser humano vuelva a caer tan bajo y a sacar de nuevo lo peor de la condición humana! ¡No es posible que volvamos a hacer historia de esta manera trágica y vergonzosa! ¿No hay nadie en el mundo capaz de parar esta espiral de sinsentido y de crueldad? No puedo creer que la burocracia y la "ley" sean más fuertes que la súplica de unos padres, que la oferta generosa del gobierno italiano para salvar la vida de un bebé, que el derecho a la vida?

No puedo ni quiero creer que la vida de Alfie sea para las autoridades simplemente un papel y una sentencia. No es posible ¡Dios mío! que se sentencie a morir de inanición -y sin cuidados paliativos siquiera- a un bebé, por el sólo "crimen" de haber nacido con una enfermedad neurovegetativa que ni siquiera se han dignado diagnosticar correctamente. ¿Es posible que la soberbia llegue a tal punto que impida reconocer a las autoridades que se han equivocado de medio a medio con Alfie?

Que Dios nos perdone este tremendo pecado del que -de alguna manera- todos somos cómplices, y ruego intensamente por esta humanidad desnortada que ha caído en las garras de la burocracia, del utilitarismo y los intereses creados y que ha perdido los mínimos de sensibilidad y moralidad. Me niego a avergonzarme de la humanidad a la que pertenezco, pero me duele profundamente y no puedo callar este dolor y no puedo dejar de decir que, aunque no me avergüenzo, me siento hondamente decepcionada.

Un abrazo fuerte y hasta el próximo viernes.

Compartir el artículo

stats