Expertos en física cuántica, macarras de ceñido pantalón, jubilados de La Camocha, usuarios del picadero de La Providencia, la pandilla del bar, la patrona de la pensión? A todos, niños y niñas, ellos y ellas, como en una canción Sabina, les ha dado por las matemáticas, por las variaciones con repetición, sin repetición, los porcentajes, las reglas de tres, las raíces al cubo, al cuadrado? La cosa es saber antes de que llegue el final quién va a subir y quién se va a quedar un año más en Segunda.
La fiebre por el cálculo avanzado que se desata todos los años a estas alturas de temporada haría feliz a los miembros de esos departamentos de Matemáticas de institutos y universidades que compiten entre sí para ver quien suspende a más alumnos. Muchos de ellos forman parte de la cofradía del "y si, y si", esa que no duerme pensando en que tiene que perder este, empatar aquel y si es posible que el otro no se presente a jugar para que cuadren los números de los de casa. En algo hay que distraer la mente y perder el tiempo. Mejor eso que "estar ahí fuera delinquiendo", que decían Faemino y Cansado.
Son las cosas que ocurren en el planeta fútbol, en el que los hay también que hacen números para calcular donde sería más rentable -siempre hablando de manera ¿hipotética?- llevar el maletín cargado de motivaciones extras. Aunque si se hace caso a lo que dice Aleksander Ceferin -sí, el presidente de la UEFA, ese organismo de manos blancas y ejemplo de honradez- sobre que "el dinero no manda, el fútbol no está en venta", pues lo mejor sería ir guardando el maletín para mejores causas. ¡Manda eggs!, que diría el otro.
Pero muchos de estos doctores en guarismos se olvidan a veces que todo pasa por la victoria de los suyos. En el caso del Sporting y del Oviedo hay dudas de que cumplan con su parte si se tiene en cuenta la imagen que han dado en las últimas jornadas. Aunque todo es posible porque la gloria es caprichosa y no entiende de méritos ni de deméritos.
Y si no que se lo digan al Huesca, que con uno de los presupuestos más bajos de Segunda -unos 5,3 millones- ya es equipo de Primera tras una más que meritoria campaña para alborozo del jefe de la patronal del balón. Tebas, de raíces oscenses y expresidente del club que ahora es de Petón-Bahía, considera que la provincia de Huesca no había logrado un éxito tan mayúsculo -por cierto, con Rubi y Moi Gómez, dos descartes rojiblancos- desde la época del romano Quinto Sertorio. Desde entonces -sólo son unos veintidós siglos-, la nada, un erial hasta el ascenso. Ebrio del éxito de su equipo, Tebas, que dice añorar en ocasiones un Le Pen a la española, ya ni siquiera recuerda aquellos buenos tiempos de juventud por las calles de Huesca cuando como buen patricio heredero de Quinto Sertorio lideraba a los cachorros de Fuerza Nueva (las centurias de Falange ya no estaban de moda).
Hecho lo del Huesca, ahora queda esperar a ver qué ocurre el domingo y seguir haciendo cuentas por si las cosas aún no se han aclarado de cara a la última jornada. Luego llegará el Mundial. No guarden las calculadoras porque seguro que habrá tiempo de usarlas durante la fase de grupos para ver si a España le toca en octavos Rusia, Uruguay... Y si, y si... Diversión tendiendo a infinito.
