La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Sol y sombra

Vuelven los clásicos

Moriyón y la autonomía gijonesa del partido que fundó Álvarez-Cascos

Imagínense la sonrisa de oreja a oreja de Álvarez-Cascos tras las palabras de Carmen Moriyón. La alcadesa de Gijón, para escabullirse del acoso opositor, ha dicho que a ella y a su equipo nadie le da órdenes. Así que el fundador de Foro, por si a alguien se le ha ocurrido sospechar lo contrario, no ha intervenido como valedor gijonés de la famosa operación "Enredadora", un trama de favores y trinque en la que la Policía ha grabado a los cabecillas presumiendo de sus relaciones con él. Por ese motivo, la oposición gijonesa anda con la mosca detrás de la oreja, enreda con los clásicos y con su pasado más reciente.

Pero, se va haciendo cada vez más popular que a Cascos le salpiquen las tramas y acto seguido le resbale. Poco a poco ha ido adquiriendo una insólita categoría espectral que le distingue del resto de los políticos chamuscados en la órbita de su antiguo partido. No tardando mucho, se convertirá en el hombre invisible. O en el increíble hombre menguante, sin capacidad para influir en Gijón porque a la Alcaldesa no recibe órdenes. ¿Quién lo iba a decir?

A Churchill le preguntó una señora en una ocasión si creía en los fantasmas, y el viejo león respondió que sí. Cuando su interlocutora insistió mostrando curiosidad por si había visto alguno, Churchill no tardó en aclararle: "No, señora, los verdaderos fantasmas son los que no se ven".

A Cascos hace tiempo que se le intuye pero no se le ve. Lo citan sus admiradores, que alardean en sus conversaciones indiscretas de conocerlo. La alcaldesa de Gijón no quiere saber nada de propósitos ajenos, es autónoma, al parecer.

Al tiempo que la sospecha, crece la leyenda.

Compartir el artículo

stats