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LNE FRANCISO GARCIA

Billete de vuelta

Francisco García

Hay que tener un plan

Es bueno y legítimo que las ciudades, entendidas como lugares donde interaccionan los ciudadanos que en ellas habitan, tengan un plan. Un plan como idea de ciudad, como modelo a seguir; una propuesta por la que trabajar y un objetivo en el que poner el empeño de la mayoría.

Gijón no tiene un plan; o más bien cuenta con dos, ambos en el aire; si bien uno de ellos parece más factible que eche a andar que el otro. Esos planes son el de las vías del ferrocarril y el que ha de regir el urbanismo local en los próximos años.

Empezando por el modelo urbano, cabe reflexionar que Gijón lleva años sin un planeamiento firme, lo que conlleva recelos e inseguridad jurídica. Desde los tiempos del documento que firmó Rañada, la ciudad ha dado tumbos en materia urbanística, a la vista que los dos últimos planes fueron anulados por los tribunales de justicia. El PGO exige consenso y parece que lo hay. El documento está en manos del Principado y sería plausible que se aligeraran los trámites regionales para que su aprobación definitiva pueda acometerse antes de que finalice el mandato. Ya vivió esta ciudad la experiencia de un planeamiento a la trágala, en el último minuto del último mandato socialista, y así pasó: que duró lo que la alegría en la grada de El Molinón.

El otro gran proyecto, el del soterramiento ferroviario, la estación intermodal y el metrotrén a Cabueñes, también exige consenso, en este caso no sólo político sino social, y además determinación. Un plan es reflejo de las aspiraciones y las ambiciones de una ciudad. Cuando tenemos un plan enladrillamos motivos por los que levantarnos cada día y seguir luchando por ayudar a construir un Gijón mejor.

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