La Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio de Asturias (CUOTA) ha dado luz verde esta semana al Plan General de Ordenación (PGO) de Gijón, la norma técnica que marcará las líneas maestras del desarrollo urbanístico de esta ciudad en los próximos años, después de dos anulaciones judiciales de los planeamientos anteriores.

No era de recibo, por la inseguridad jurídica que conlleva para los actores públicos y privados del urbanismo local, que Gijón se siguiera rigiendo por una norma de 1999. No es cuestión menor, por tanto, que esta ciudad ingrese al fin, urbanísticamente hablando, en el siglo XXI. Superar las anulaciones judiciales de los planes de 2006 y 2011 supone poner las reglas del juego en orden y al día. Esta normalidad conlleva seguridad jurídica para el sector de la construcción y supone dinamismo económico para la ciudad.

Permite además reactivar operaciones paralizadas -como la actuación sobre las viviendas militares en Ezcurdia o la mejora del Rinconín- y avala construcciones que por no aparecer en el planeamiento de 1999 se encontraban fuera de ordenación.

A grandes rasgos, el nuevo plan se aleja de manera clara del ideario de los anteriores por cuanto rechaza el modelo de expansión por medio de polémicos urbanizables en las parroquias rurales. Más que crecer se apuesta por rehabilitar. En este sentido se plantea un plan de regeneración urbana para los barrios con una dotación de 200 millones de euros en 10 años. El único urbanizable que resiste es el de Cabueñes, una zona que incorpora la gran ampliación del hospital, próxima a iniciarse.

La previsión del PGO apunta a 15.000 el número de viviendas a construir en una década, una cifra muy ponderada. Otra de las actuaciones destacadas afecta a uno de los espacios costeros más degradados, el del Natahoyo, donde está previsto edificar un parque empresarial vinculado a las actividades del mar.

Importante ha sido el consenso alcanzado por los grupos municipales, lo que de alguna forma blinda el plan urbanístico de cara al próximo mandato, por cuanto recoge iniciativas procedentes de las distintas sensibilidades políticas. Sólo hay que esperar que el "plan Couto", por el concejal de Urbanismo bajo cuyo mandato se aprobará, corra mejor suerte que los dos que le precedieron, tumbados por los tribunales de Justicia. Sería un enorme drama para Gijón, además de un notable desperdicio, retrotraerse de nuevo a un modelo urbanístico del pasado siglo.