A la amplia oferta de festivales musicales con los que ya contaba esta ciudad se suma una nueva convocatoria que acaba de presentarse: In Door Gijón, muestra internacional de música electrónica que se desarrollará los próximos 22 y 23 de febrero en distintos escenarios y que contará como estrella más destacada con Jeff Mills, uno de los "disc jockeys" de la música "techno" más afamados del planeta. El éxito veraniego de Metrópoli, que este año alcanza su quinta edición, ha servido de reclamo a otras iniciativas similares, como el Gijón Life o el Tsunami Gijón, que también han venido para quedarse, y que completa una programación que contaba con otros nombres propios, como Gijón Sound, Lev Festival , Arco Atlántico o Euroyeyé.

Los grandes festivales son potentes dinamizadores del turismo y generadores de riqueza y negocio del territorio que los acoge, principalmente en la hostelería. Además de favorecer el impulso de la economía local en las fechas en las que se celebran, sirven de puente para mostrar al visitante los otros atractivos de la ciudad, como su patrimonio cultural, su paisaje o su gastronomía.

El sector de los festivales de música se encuentra en permanente crecimiento en España, y Gijón no es ajeno a esa ola. Más bien al contrario: pocas ciudades del norte del país pueden jactarse de una propuesta tan atractiva y variada, no sólo circunscrita al verano, puesto que se desarrolla en cualquier época del año. Los números no engañan: en 2014 se llevaron a cabo 400 festivales en todo el territorio nacional, con una asistencia global de 2 millones de personas, que en su conjunto generaron un impacto económico de 200 millones de euros. Tres años más tarde, en 2017, la cifra de facturación obtenida por la decena de festivales más reconocidos del país ya doblaba al total de los eventos de 2014, según datos de la Asociación de Promotores Musicales.

Cada año aumenta el número de asistentes a este tipo de convocatorias, así como los ingresos generados, lo que da pie a calibrar el impacto de este modelo de "turismo musical" que no sólo beneficia a restaurantes y hoteles; también al comercio, al transporte y al empleo temporal. Con una oferta ya consolidada de festivales musicales, Gijón tiene ahora la obligación de elegir carteles cada vez más atractivos y consistentes en un mercado de feroz competencia y mejorar también algunos aspectos para que sus festivales suban peldaños en la escala del interés nacional, como esforzarse en mejorar la seguridad y la comodidad de los asistentes; reinventarse aquéllos que se van quedando anticuados e innovar en sus propuestas; avanzar en su profesionalización y garantizar, como hasta ahora, precios muy competitivos.