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Sol y sombra

Juego sucio electoral

El Gobierno, las reglas del juego y el desprecio por la neutralidad

En cuarenta años no recordaba tanto desprecio por la neutralidad electoral. Parecía como si todos tuvieran claras las reglas del juego y, sin embargo, no es así. La Junta Electoral ha afeado el uso propagandístico de los medios institucionales del Gobierno empeñados en destacar en la página web de La Moncloa y por Twitter los logros del Ejecutivo a pocos días de las urnas. No hace mucho, esa misma junta intentó frenar la propaganda de los lazos amarillos y las esteladas en los balcones de los edificios públicos de Cataluña mientras Torra, engorilado con la libertad de expresión, desobedecía una y otra vez.

Sánchez, el de "los viernes sociales", ha sido apercibido pero no será sancionado por el uso de la publicidad.Cuando todos pensábamos que sólo tiraba de Falcon ha decidido avanzar por tierra y navegar por mar, los viernes y el resto de la semana, recurriendo a decretos de extrema urgencia y necesidad que nadie en condiciones normales puede llegar a creerse. La única urgencia es el 28-A. En una elecciones está prohibido comprometer gasto estatal que beneficie a un partido, pero Sánchez, con un descaro desconocido hasta el momento, no se está privando de nada.

Zapatero se inventó aquel plan de las inversiones públicas y de la ceja cuando el país se dirigía a la bancarrota y la crisis, sin que el Gobierno hiciera el mínimo esfuerzo por detectarla. Ahora, el sanchismo ha sacado nuevamente a relucir el conejo de la chistera para reforzar el apoyo en las urnas. Los radares del voto apenas parecen detectar el juego sucio de la propaganda que compromete el gasto público y que tampoco esta vez se puede disfrazar como libertad de expresión.

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