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El plan del Gobierno para "hacer de España un país para volver"

Cincuenta medidas para que los emigrantes retornen sin una sola referencia a la industria

El pasado 1 de abril se publicó en el Boletín Oficial del Estado el "Plan de Retorno a España" aprobado por el Consejo de Ministros el 22 de marzo de 2019. En éste se realiza un análisis de las dificultades que los jóvenes emigrantes españoles, con importantes conocimientos de idiomas y formación muy cualificada, afrontan para retornar a España y se termina estableciendo un total de 50 medidas que constituirían "un mensaje nítido a los españoles en el exterior" (s.i.c.) para "hacer de España un país para volver" (s.i.c.).

Entre estas medidas -cuya ejecución se reparte entre los distintos ministerios según sus competencias- se encuentran algunas como la mejora del proceso de homologación de títulos, una red de apadrinamiento ("mentoring") para el retorno de investigadores, asesoramiento y formación al emprendimiento; o una red de trabajo conjunto ("networking") entre empresas y emigrantes. Todas las medidas propuestas parecen, de una u otra forma, adecuadas y correctas.

Sin embargo, produce una enorme sorpresa observar que las medidas asignadas al Ministerio de Industria se limitan, básicamente, a cuestiones relativas al emprendimiento, mientras que al Ministerio de Política Territorial se le asignan las siguientes medidas: "facilitar el emprendimiento en el medio rural", "convalidar experiencia en el sector público extranjero" y "facilitar el acceso desde el extranjero a la Oferta de Empleo Público". No existe ni una sola referencia al sector industrial en todo el texto.

Si se quiere atraer hacia nuestro país a jóvenes españoles, con idiomas y de alta cualificación que, actualmente, se encuentran trabajando en grandes empresas en el extranjero y con buenas perspectivas para su futuro profesional, para que retornen, ¿por qué no se le asigna al Ministerio de Industria la labor de fomentar el establecimiento de industrias, pertenecientes tanto a sectores tradicionales (minería incluida) como a sectores industriales de vanguardia, en el territorio español? ¿Por qué el Ministerio de Política Territorial no trabaja conjuntamente con el Ministerio de Industria para que tales empresas industriales de nueva creación se repartan de forma equilibrada por toda España?

¿Dónde se encuentran las medidas, imprescindibles, para conseguir una reindustrialización equilibrada del país? ¿Por qué no fomentar el retorno de los jóvenes con formación a zonas con población muy envejecida, favoreciendo la creación de empresas que se constituyan como verdaderos motores industriales de las diferentes regiones?

Todas estas políticas que se echan en falta favorecerían el crecimiento en todas las regiones, especialmente aquellas afectadas actualmente por un fenómeno de declive económico y despoblación -lo que ahora se ha dado a conocer como "la España vaciada"-.

¿No se dan cuenta nuestros políticos de que si se crea un tejido industrial fuerte y las infraestructuras necesarias para ello, se estarán dando las condiciones para crear oportunidades, riqueza y, por ende, un entorno atractivo y con futuro para esos jóvenes por los que tanto aclaman, pero también para las personas que siguen aquí? ¿No sería el crecimiento industrial y estable el mensaje más nítido posible para atraer la atención de los españoles en el exterior y para permitir que el talento que aún está aquí se desarrolle en su plenitud?

Estoy de acuerdo en hacer de España un país para volver, pero también un país en el que quedarse; y es necesario hacerlo bien, con vistas al futuro y sin una visión de corto plazo tan frecuente en nuestros tiempos.

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