Van pasando los años y sigue sin resolverse el futuro de uno de los proyectos estratégicos más relevantes de esta región, la creación en terrenos de la parroquia gijonesa de San Andrés de los Tacones de una zona de desarrollo logístico con capacidad para atraer a nuevas empresas y posicionar de manera más eficiente a los dos principales puertos asturianos en la competencia por mejorar sus tráficos de mercancías. Iniciativas como la Zalia encallan cuando hacen pareja la falta de previsión con la impericia de una clase política que en ocasiones se empeña en empezar la casa por la ventana. ¿A quién se le ocurre pretender que se vendan parcelas de uso logístico en unos terrenos sin los accesos terminados y sin disponer de la infraestructura adecuada para ofrecer a las empresas interesadas energía eléctrica?

Hasta ahora solo una firma gallega, Greenalia, ha mostrado disposición a adquirir una parcela de 80.000 metros cuadrados para construir en la Zalia una central eléctrica de 50 megavatios. La Comisión de Urbanismo y Ordenación del Territorio del Principado de Asturias acaba de autorizar el uso del suelo para esa actividad empresarial, pero sin una subestación que facilite electricidad a las nuevas instalaciones, cuyo coste nadie parece dispuesto a asumir, ¿quién se arriesgará a instalarse en San Andrés? El último crédito participativo aprobado por los socios permite a la Zalia alejarse del riesgo evidente de insolvencia, pero ese dinero se acabará y si no se venden más parcelas, el emblemático proyecto saltará definitivamente por los aires.

El desarrollo de la Zalia está llamado a convertirse sin duda en uno de los asuntos de debate más encendidos de la campaña para las elecciones autonómicas y locales del próximo mes. Hay partidos políticos con representación en el Ayuntamiento de Gijón que ya se han posicionado a favor de redimensionar el proyecto. Es el caso del Partido Popular y de Podemos. El futuro de la zona logística puede depender por tanto en gran medida del resultado de las urnas.

Para garantizar el futuro de la platea forma logística, el Gobierno autonómico debería resolver cuanto antes la construcción de una subestación eléctrica para dotar de energía a las parcelas de San Andrés de los Tacones. Esa inversión resulta esencial para la atracción de empresas a una localización óptima suficientemente dotada de medios, pero no parece que la Consejería de Hacienda esté por la labor de acompañar en esa iniciativa a la de Infraestructuras, dos departamentos del Ejecutivo asturiano que parecen transitar por distinta senda en el empeño de un fin común, como ya se puso de manifiesto esta misma semana en el consejo de administración de Gijón al Norte, donde los representantes de una Consejería votaron a favor del convenio para desarrollar el plan de vías de la ciudad y los de la otra se abstuvieron, provocando la sorpresa y el estupor del resto de las administraciones implicadas en el proyecto ferroviario de Gijón.