El esfuerzo por llenar de contenido las campañas electorales consiste en elevar a categoría la chorrada. Los administrados son conscientes de que los administradores están desenganchados de la gestión. La prueba de ello no la podemos tener más cerca: sólo hay que volver la vista atrás y comprobar los avances durante el mandato del Tripartito en Oviedo. Esta vez los ovetenses votarán a los mismos o a unos parecidos porque no hay otros con más luces. Sin embargo, los políticos, estos y los demás, siguen insistiendo en leer de carrerilla una serie de actuaciones claves para el futuro. Algunas, lo sabemos, ni ellos ni otro centenar de su talla serían capaces de llevarlas a cabo en los próximos cuatro años. Es el famoso brindis al sol. Otras, da igual que cristalicen o no porque son banalidades y obviedades que no haría falta siquiera entrar a considerar si no fuera porque los administradores se empeñan en circular por el mismo carril que los administrados pero en la dirección contraria.
Por ejemplo, el alcalde en funciones y candidato del PSOE promete cooperación con el comercio. ¿Qué pasa que hasta ahora no la ha habido? ¿Potenciar las actividades del sector en la ciudad no ha sido una preocupación del Gobierno local durante todo este tiempo en que él ha estado al frente? ¿Qué circunstancias han cambiado de ayer a hoy?
El aspirante del Partido Popular propone repoblar el Naranco con plantaciones de árboles autóctonos. Pues muy bien. Y la de Izquierda Unida, la cantinela de toda la vida, remunicipalizar los servicios públicos que no están municipalizados. Pero no explica si es porque funcionan mal o si el cambio va a suponer un ahorro para el contribuyente. Nada de nada.
