Su nombre engrosa la de tantos dirigentes populares vascos que han ido yéndose en desacuerdo con Génova. Hay quien se va dando un portazo y quien se despide a la francesa. Él lo ha hecho dando una rueda de prensa, fórmula en declive dada la costumbrita de no aceptar preguntas. El tuiterío ha tenido palabras de agradecimiento y homenaje hacia él, por echarle huevos a ETA en los años duros. Otros le han dedicado invectivas o han sido displicentes. Su imagen contribuía a dar idea de un PP más moderno y moderado, molón y joven, "vascopepero" sin complejos. "La discrepancia dentro de un partido es algo sano", ha dicho. A él le ha costado el cargo.