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Alberto Menéndez

Mejor lo dejan ya

Que Foro Asturias, el partido creado por Francisco Álvarez-Cascos, está dando sus últimas bocanadas es algo aceptado por la inmensa mayoría de su cada vez más reducida militancia. El casquismo va camino de la insignificancia tras su caída en desgracia hasta dentro del propio partido diseñado e impulsado por el, en otros tiempos, todopoderoso líder la organización. Ahora da la sensación de que la actual presidenta de la formación, la exalcaldesa de Gijón Carmen Moriyón, lo que busca es, ya con Álvarez-Cascos y sus seguidores más acérrimos fuera de los órganos de dirección, solucionar en la medida de lo posible los graves problemas económicos del partido (harto complicado) antes de su disolución definitiva o de su integración en el PP. El actual máximo dirigente del partido conservador, Pablo Casado, vería con muy buenos ojos esta opción, como quedó demostrado en la última campaña electoral, en cuyo acto central en Asturias estuvieron presentes tanto Moriyón como Cascos, ya entonces cada uno por su lado.

La imagen dada estos últimos días por el diputado en Cortes de Foro Isidro Martínez Oblanca a cuenta de las asignaciones del Congreso a su partido es patética. El parlamentario forista, que no toma ni una sola decisión si no es con la aquiescencia de Álvarez-Cascos, solicitó por escrito que las retribuciones del Parlamento a su partido (correspondientes a las subvenciones estatales derivadas de los resultados de las elecciones de noviembre) se le abonasen en una cuenta personal, a su nombre. Además, reclamaba al Congreso que se le considerase a él como único interlocutor a la hora de comunicarse con su partido. Lógicamente, el departamento de Financiación de la Cámara baja rechazó la petición.

Ya no hay disimulo: el casquismo no va a aceptar sin más que no controle ya Foro Asturias y, sobre todo, los fondos de financiación de la organización. El paso dado el día 3 de marzo en el Congreso por Martínez Oblanca (que salió elegido diputado gracias a que iba en una lista conjunta con el PP) es síntoma de nerviosismo, de desesperación, y no fruto de una decisión razonada y ajustada a la realidad. Visto como les va, los casquistas quizás deberían ir pensando en dejarse ya de operaciones financieras inútiles.

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