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Chus Neira

Nosotros sí salimos

Chus Neira

Algunas hojas nuevas

Después de 44 días sin salir de casa, a Juan le pareció extraño pisar calle, verla tan cerca, bajo sus pies, y no al otro lado de la ventana, ahí fuera. Penélope se tranquilizó al comprobar que el paso de cebra seguía teniendo 18 rayas y Julieta? Julieta es la más pequeña; indómita y puro gozo. Es la que mejor ha llevado el encierro, no llevándolo mal sus hermanos, y la que más ha sufrido, en uno y otro sentido, esta nueva libertad condicional, este descanso dominical del confinamiento. Ayer se despertó contándonos que había tenido una pesadilla en la que cavábamos un hoyo y luego subíamos a un alto desde el que había que descender a aquel agujero. Nos descolgábamos por una cuerda, pero no alcanzaba. Suspendida en medio de la desescalada, agarrada a sus padres, veía a sus abuelas, primos, tías y amigas esperando abajo, en la sima, pero no se atrevía a saltar al vacío. Al final, conseguíamos otro cabo, hacíamos un nudo y lográbamos descender sin jugarnos la vida.

Justo antes de salir a dar el paseo volvió a pasarlo mal. Pocas cosas le gustan más a Julieta que hacer ramilletes con todo lo que encuentra a su paso: margaritas, brotes de los setos, dientes de león. Pero ayer solo nos habíamos propuesto dar unas vueltas cerca de casa, bajar el patinete, llevar una muñeca, por qué no, pero nada de ponerse a escarabicar ni, menos, arramplar con las primeras flores de las zonas verdes. Hubo que llorar un buen rato para recobrar el ánimo y hacerse cargo de que se sale pero no se toca. El disgusto pasó rápido cuando vio, al otro lado de la verja, que algunas hojas nuevas habían empezado a vestir la morera del colegio, como en el poema que tanto le gusta.

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