De aquello debe de venir esto.
Saliste de estancia con sigilo, pero en esta ocasión llegó a sus oídos el sonido del resbalón.
-¿Quién anda ahí? -dijo cortando de inmediato la corriente de agua.
Mientras huías como una sombra por el pasillo el "quién anda ahí" se repetía una y otra vez en las oquedades de tu bóveda craneal, chocando con sus paredes, como si buscara una salida que no halló. Todavía lo escuchas en los momentos más extraños. Cocinando, por ejemplo, un arroz.
-¿Quién anda ahí?
A lo que respondes mentalmente:
-Yo no, mamá, yo estoy en la cocina, preparando la comida.
Significa que la realidad, como decíamos antes, funciona, pero funciona mal, con voces que no deberían manifestarse a estas alturas. A estas alturas de la vida deberías estar recuperado de aquel suceso. Son ahora la seis de la mañana y voy a prepararme un té verde para comenzar a escribir en su compañía una novela.
¿Se me ocurrirá la primera frase?