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JC Herrero

Penélope, Jack Sparrow y el Descenso del Sella

Un litisconsorcio sobre el género y el número

Dos piragüistas de élite, Busto en chicos y Manchón en féminas, pleitean con denuedo tener acceso a los primeros puestos en el pistoletazo de salida del Descenso del Sella en Arriondas. Pueden participar pero no en categoría absoluta, recurriendo en alzada al Supremo por presunta discriminación.

Lo que caracteriza el pundonor deportista de músculo y remo en una regata es el afán de llegar primero, cómo –si no– alcanzar la preciada grasa de las ballenas a la que accedían los primeros palistas en arponear al cetáceo, quedando para los últimos un trozo de carne poco apetitosa, no era discutible la norma consuetudinaria, sin ser escrita. Entonces no había prebendas de quién se ponía en los primeros puestos de salida ni pedían carnés de identidad para allanar la edad, el género o condición.

De la mar llevamos al río el remo cuando el deporte y la romería confluyen entre el cauce del Sella y las vías de un tren folclórico, picona por montera, con gente por el prado sin dejar de bailar mientras escuchan la gaita y haya sidra en el bajar, el del río, descenso internacional desde 1951. No se entiende que por participar en una fiesta avoquemos en casación un asunto a dirimir por un tribunal piconero, evitando colapsar los ya petados tribunales.

Con estos mimbres hacemos ahora un cesto jurídico al dejar sin grasa de ballenas –premio absoluto– a una inveterada pareja de palistas mixta que aboga –nunca mejor dicho– por alcanzar la máxima gloria en tándem igualitario, exigiendo primero que les dejen participar en la crono previa, para acceder a los mejores puestos de salida, y segundo, en buena lid navegar hasta coronar el puente de Ribadesella con un par de ovarios, que ya está bien de acreditar que las gónadas solo tienen forma de huevo.

Jack Sparrow no era muy hombrón que digamos, siendo más pirata, de aquí a Lima, Ángélica Teach, Penélope Cruz que no necesitó de jueces ni partes para empuñar la espada en busca de la fuente de la juventud, probablemente la causa del litisconsorcio que Busto y Beatriz Manchón promueven, no tanto el leitmotiv de la discriminación per se, cuyo predicado podría llevarse a otros terrenos de juego, el fútbol sin ir más lejos. Nadie se resistiría a fichar a una Leonela Messi por muy femenil que se registre su identidad, superado el género, el número se solucionaría a golpe de talón.

Como diría Xulio Viejo en tal popular paremia: caún ye caún y ca dos una piragua, la de Busto y Beatriz que debieran participar en la categoría absoluta sin tanto olimpismo que imponen las federaciones, del que ya van sobrados con su impresionante palmarés.

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