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IU, sí a la Alianza por Asturias

El acuerdo en defensa de la industria del que Podemos se desmarcó

La razón más importante para decir sí a un acuerdo en tiempos de polarización y enfrentamiento reside en la convicción de que ahora el mero hecho de acordar aporta ya en sí mismo un hecho positivo, un clima distinto. Pactar tiene un valor sustantivo. Quizás esto no sea siempre así, pero en la actualidad, marcada por las crisis económica, industrial y sanitaria, el esfuerzo por unirnos en torno a un objetivo común y obviar lo que nos separa para esforzarnos conjuntamente tiene un valor incluso económico. El acuerdo refuerza la “marca” Asturias y la hace más atractiva para que vengan más inversiones. Mal vamos a reclamar al Gobierno de España que atienda nuestras reivindicaciones si no las reclamamos unidos y demostramos que Asturias también existe, sobre todo en una época en la que los particularismos de todo tipo tienen mucha presencia en el concierto político estatal.

Se afirma que hubo ya muchas fotos de acuerdos para defender la industria de Asturias. Hay que enumerar estos acuerdos, pues esas afirmaciones pueden llevar a error si no se apoyan en la realidad. Lo cierto es que este es el primer acuerdo global sobre la industria. No hubo más. ¿A qué fotos de políticos se alude? Tan propagandísticas y malintencionadas son las fotos de malos acuerdos como aquellas para las que se posa rebuscando desacuerdos para marcar distancias electoralistas. A ambas actitudes les tiene sin cuidado la sociedad asturiana que necesita esfuerzos.

Nunca hubo acuerdos por la industria que incluyeran a Universidad, Cámaras de Comercio, concejos y agentes sociales. Motejar este acuerdo como una “fotografía de grupo” es fabricar una excusa irreal para desinformar y legitimar una huida del compromiso en busca de un espacio electoral que existe tanto como la ínsula de Barataria. Cada uno es libre de marginalizar su partido y su mensaje, pero si se daña lo común, entonces grave. Calificar de paripé la actitud de estas instituciones debilita a Asturias, pues daña la nobleza de estas entidades.

Las críticas del acuerdo no carecen de sentido, apuntan a la raíz de un panorama inaceptablemente injusto en las cuestiones de energía y grandes industrias. No obstante, la solución no reside sólo en denunciarlo, sino en la decisión sobre qué camino iniciamos para transformar la realidad. Hay que alzar la voz propia para crecer en los parlamentos y cambiar las cosas, pero también hay que tratar de unir y coser nuestra sociedad, empachada de conflictos. Organizar la pluralidad es más difícil que aislarse para satisfacer a la parroquia. Cierto es que hay que saber si esos acuerdos de mínimos son útiles, esa pregunta es siempre pertinente, porque el riesgo de acuerdos inútiles existe y nunca es un asunto menor. No descubrimos nada si afirmamos que para IU los acuerdos con los sindicatos reúnen siempre el mínimo. Si, como decimos, a eso le sumamos la Universidad, los municipios, las Cámaras de Comercio y la FADE, parece que los indicios de fiabilidad son muy razonables. Hay una fina línea entre la disidencia y la marginalidad dañina para Asturias. Es un compromiso de cambio en una realidad contradictoria, injusta y llena de intereses económicos particulares el que lleva a Unidas Podemos en el Gobierno central a asumir contradicciones y pactar. Los argumentos de Podemos para no firmar este acuerdo supondrían, si se aplicaran en su plena coherencia, la salida de Podemos de un Gobierno que se ha encontrado con una subida de la luz fruto, en parte, de lo que aquí se argumenta para aislarse de la Alianza por la Industria. La línea política de Podemos Asturias en este asunto impediría, en puridad, defender y representar en Asturias al Gobierno estatal de coalición.

Es cierto que la Alianza ahora tiene que ser liderada al máximo nivel político. Todos nuestros retos pasan por un futuro industrial. Sin industria no hay futuro para una tierra que se modernizó de mano de la industria. El Principado tiene en su mano consolidar esta alianza para nuestro futuro común o frustrar este acuerdo. Pero el fracaso no se deberá a haber elegido el acuerdo como método, se deberá a una falta de compromiso político con Asturias; para evitar eso, es más útil estar en la Alianza que asilados de la sociedad. Todos los que nos han votado merecen que sus votos sirvan y no sean marginados ni marginales.

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