¿Tiene remedio el populismo, un mal capaz de provocar los enormes corrimientos de carga en bodega que hemos visto? Imposible saberlo. El populismo se nutre de desinformación, por falta de controles de calidad en la que se emite en tiempo real a través de las redes, pero tiene su caldo de cultivo en el simplismo y credulidad del receptor, que registra como “verdad” lo que quiere creer. Encima esa comida infectada le llega con el sabor de su gusto, a través de inventos como las cookies, a las que nos hemos entregado. Solo restaurando la capacidad de análisis e interpretación y la moral pública de la gente, para que reaprenda a separar lo cierto de lo falso y lo bueno de lo malo, se podrían arrancar las raíces del populismo. Al final hablamos de cultura, y el papel de las instituciones y los medios en su promoción es tan crucial como la medicina preventiva para la sanidad.
