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Vicente Montes

La semana política

Vicente Montes

Tareas para la vuelta

La reforma del Estatuto, los procesos internos de los partidos y la financiación autonómica marcarán el próximo curso, en el que caben ajustes en el Ejecutivo y nuevas alianzas políticas

A punto de comenzar el paréntesis agosteño, el Gobierno se toma vacaciones (relativamente) con cierta satisfacción: ha superado, en principio, el escollo de la inversión de Arcelor, y la pandemia va camino de diluirse a medida que la vacunación gana terreno. Con un poco de suerte, el Ejecutivo podrá anunciar que Asturias es la primera comunidad en alcanzar la inmunidad de rebaño, dondequiera que se sitúe para considerar alcanzada esa meta el porcentaje de personas con dos dosis. La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Asturias de rechazar el toque de queda se ha recibido sin especial incomodidad en el Ejecutivo. Es cierto que habría permitido reducir algunas situaciones en las que se producen riesgos de contagios, pero el Gobierno era consciente de que, tras la decisión del Constitucional de poner en cuestión el primer estado de alarma, los jueces iban a mirar con lupa una solicitud que puede interpretarse como una limitación de derechos fundamentales. Con todo, ese aparente cómodo ecuador de legislatura para Barbón también tiene sus nubarrones.

El principal de ellos estará en que el Ejecutivo tendrá que esforzarse en las alianzas parlamentarias. Ciudadanos ya ha dejado de ser el comodín del centro-derecha y el próximo periodo será clave para conocer el futuro de la formación naranja. Pero también en la izquierda se barruntan movimientos. Podemos e Izquierda Unida empiezan a considerar que es necesario enterrar las diferencias. Lejos está ya el periodo de fractura entre la dirección regional asturiana de IU y la federal; entre Gaspar Llamazares y Alberto Garzón. Desaparecido Pablo Iglesias, tampoco tiene más recorrido el afán de los morados por fagocitar a la veterana coalición de izquierdas. Yolanda Díaz ha abierto una nueva etapa en la que solo cabe reconocerse como hermanos diferenciados. Y en ese escenario es en el que empezarán a moverse iniciativas para tratar de hacer virar a la izquierda al gobierno de Adrián Barbón, quien hasta ahora ha presumido de capacidad para lograr alianzas amplias.

Ese nuevo marco empezará a fraguarse al tiempo que el Gobierno impulsará, en otoño, la reforma del Estatuto. Aunque el PSOE tratará de revestir el cambio en el texto básico de una “puesta a punto” del Estatuto y la incorporación de otras cuestiones a juicio de los partidos, el asunto medular será el de la cooficialidad del asturiano: una verdadera celada para los populares, que discuten aún cuál será la posición adecuada ante ese debate. Barbón parte de una posición ventajosa: tanto si logra la cooficialidad como si no, tendrá argumentos para hacer lectura favorable. La falta de entendimiento entre socialistas y populares (una materia que queda pendiente para septiembre) es un escollo para solventar el dilema, y la presión que Vox ejerce sobre el Partido Popular resulta una losa para los populares.

Cabe esperar, quizás, que el Presidente realice algún ajuste en el Ejecutivo. El esperado y casi anunciado relevo en Educación ha sido el único cambio en mitad de la legislatura, pero Barbón aún tiene pendientes variaciones en las competencias relativas a I+D+i, y en el Ejecutivo no se descartan próximos cambios. La frase más repetida por el Presidente es la de que su Gobierno está “en permanente evaluación”, y Barbón no es partidario de grandes operaciones de relevos, sino de permanentes arreglos continuados.

El debate sobre la reforma de la financiación autonómica puede agitarse los próximos meses. Por si acaso, las comunidades del noroeste reforzarán su mensaje de alianza. Las posiciones comunes se discutieron en los pasillos durante la cumbre de presidentes celebrada en Salamanca, pero los futuros movimientos se mantienen a la espera de lo que ocurra en las conversaciones entre el Ejecutivo central y Cataluña y las prisas que imprima al asunto el gobierno valenciano.

También a medio plazo se espera que se afiancen liderazgos en los partidos. El PSOE celebrará su congreso regional, en el que pocas voces disonantes se esperan. El Partido Popular permanece aún sin fecha para su cónclave regional, vinculado también a que el partido resuelva algunas cuestiones locales, como el encaje final de la estructura orgánica de la junta local de Oviedo. También Podemos deberá despejar la continuidad de Daniel Ripa frente a quienes reclaman una renovación. Veremos si el otoño es tiempo de mudanzas o solo una continuidad del curso.

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