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Jaime Torner

Prioridad para las vacunas españolas

Más ahorro y menos dependencia

Indicaba recientemente LA NUEVA ESPAÑA que la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios autorizaba al Hospital Clinic de Barcelona y al Hospital Josep Trueta de Girona iniciar la admisión de voluntarios al ensayo clínico de una vacuna frente al covid-19 elaborada por la farmacéutica Hipra, con sede en Girona. Concretamente, 30 voluntarios de 18 a 39 años, sin vacunar ni haber sufrido la enfermedad, para establecer la “dosis óptima” de dicha vacuna y sus posibles efectos secundarios. El objetivo secundario sería analizar su capacidad inmunológica (producción y duración de anticuerpos).

Esta noticia merece diversas consideraciones. Primera, a lo largo de este año España ha comprado 96 millones de vacunas a cuatro farmacéuticas extranjeras con el gasto y dependencia implícita en su distribución para lograr la “inmunidad de rebaño”. Inicialmente calculada al 70% y actualmente elevada al 80-90% por las variantes del coronavirus que han surgido. Segunda, la vacuna de Hipra iniciará su ensayo clínico antes que diversos proyectos de vacuna realizados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); aunque una de ellas podría estar lista a principios del próximo año.

Tercera, otra de las futuras vacunas del CSIC podrá administrarse por vía nasal, lo cual supone evidentes ventajas respecto a la vía intramuscular convencional. De entrada, dado que el coronavirus suele penetrar en el organismo por las vías respiratorias altas parece lógico que administrando la vacuna por vía nasal podría evitarse su difusión al resto del cuerpo. Un equipo de investigadores dirigido por el profesor Luis Enjuanes está logrando excelentes resultados con dicha técnica en ratones; lo cual coincide con una publicación de la revista médica “Science”, donde Frances Lund y Troy Randall, de la Universidad de Alabama, sostienen que la vacuna por vía nasallogra una inmunidad esterilizante de la mucosa respiratoria y, además, puede ser eficaz ante las nuevas variantes del virus al crear una eventual “reacción cruzada”. Sorprende que solo un 7% de los actuales ensayos clínicos se administren por la vía nasal.

En definitiva, procede priorizar las vacunas del covid-19 de producción nacional para cubrir la demanda propia sin tener que depender de farmacéuticas extranjeras y, simultáneamente, lograr el consiguiente ahorro económico a las arcas del Estado. Personalmente, creo que las vacunas administradas por vía nasal tienen un futuro muy prometedor.

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