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Carmen Martínez Fortún

Belleza y fealdad

La imagen devora a la verdad

Leo en un periódico serio que según la ciencia las personas atractivas tienen más éxito pero además, las que se ven a sí mismas como tales están encantadas de haberse conocido, se consideran merecedoras de mejor trato y son más propensas a desarrollar un comportamiento egoísta.

Según la autora del estudio, como en psicología hay consenso de que lo hermoso es bueno, generalmente son mejor tratadas que las no atractivas. Y así, acostumbraditas como están, adquieren lo que se denomina mayor nivel de derecho psicológico, pues estos atractivos no responden recíprocamente al buen trato recibido, según el estudio "Mirror, mirroronthe Wall, I deserved more thanall: PerceivedAttractiveness and self-interestedBehavior", publicado en la revista científica "Evolution and Human Behavior". En román paladino serían los creídos de toda la vida. Y ahí acaba la cosa.

Mas de ser ciertas las conclusiones del estudio de tan largo título, la vida en el Hollywood dorado hubiera sido insoportable, repletito como estaba de beldades y cañones sin par, todos sintiéndose con más privilegios que el del camerino de al lado. Del mismo modo, la pobre Diana de Gales, en lugar de sufrir de falta de autoestima debió de andar por la vida creyéndose lo más y pisándole sus derechos a su feo marido.

Lo mismo que le ocurriría a toda nuestra guapérrima Familia Real desde Felipe hasta Sofía. A la conciencia de su propia galanura debería Sánchez su afán de poder y su habilidad para mantenerse en él y no a su astucia, ética personal o falta de ella. Y por esa misma razón, Echenique, Aragonés o Junqueras serían almas cándidas propensas a ceder en favor de los demás como nos vienen demostrando en todas sus actuaciones.

Concluyo esta broma frívola de hoy, por evadirme de la sedición, la malversación y todos los sapos que nos harán tragar.

Independientemente del gusto de cada cual, hay feos y guapas amables o insoportables, repugnantes o encantadores. Pues nunca está de más repetir en esta sociedad donde la imagen devora a la verdad que lo que importa se encuentra en el interior.

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