En memoria del ilustre economista salense Juan Velarde

Abel Fernández | Decano del Colegio de Economistas

Hemos perdido a uno de los economistas españoles de mayor prestigio e influencia. Plasmar en unas pocas líneas todo lo que significó nuestro querido profesor es complicado cuando tantas son las cualidades que ostentó en su dilatada, prolífera y brillantísima carrera profesional. Quiero destacar sobre todo su faceta como profesor universitario de Estructura Económica y de Economía Aplicada, así como la de escritor divulgador de temas sobre Ciencias Sociales.

Como salense y economista, me enorgullece que una persona nacida en mi pueblo haya tenido una dimensión tan grande en el mundo de la Economía y en las Ciencias Sociales en general y me congratulo de que el Colegio de Economistas lo hubiese nombrado Colegiado de Honor.

Mi última conversación con él fue en agosto de 2022, en los cursos de La Granda, celebrados en Avilés, de los que fue fundador y máximo impulsor y en los que el Colegio de Economistas colabora desde hace años. Conversamos sobre algunos hechos de la economía actual, y me refería acontecimientos del pasado y de las decisiones económicas que se habían tomado en ciertas circunstancias con las que podía haber una cierta analogía. Era todo un placer escucharlo, pues en él se fundían la gran sabiduría y la experiencia de toda una vida. Te transmitía la pasión con la que vivió su profesión. Siempre recordaba que su vocación por la economía se había originado cuando escuchaba relatos sobre economía a su profesor Valentín Andrés Alvarez, aunque realmente empezó la carrera de Económicas con la intención de alargar sus vacaciones de verano, porque al ser una licenciatura nueva, no empezaban las clases hasta el mes de enero.

Pero lo que más emoción, a nivel personal, me suscita la persona de Juan Velarde Fuertes, es su gran compromiso con la docencia, y su empeño en que las personas tuvieran la oportunidad de formarse, lo que se plasmó, gracias a su esfuerzo y al de Plácido Arango, en la creación, en su pueblo de Salas, del Instituto de Enseñanza Secundaria Arzobispo Valdés-Salas en el año 1968. Gracias a ello pudimos estudiar el bachiller muchos niños de la comarca que, de otro modo, probablemente no hubiéramos tenido esa oportunidad. Como reconocimiento a esa labor fue nombrado hijo predilecto de Salas, de lo que siempre se sintió orgulloso.

Nuestro eterno agradecimiento por todas las enseñanzas que nos transmitiste.

Descanse en paz.

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