El que más chifle, capador

El abuelo materno, pastor mesetario, hombre fabulador y generoso en consejas de refranero, solía decir: “el que más chifle, capador”, cuando los nietos reclamaban en tropel la paga de los domingos. O sea, que el que llegara primero, a la carrera, conseguía la moneda más gorda. Viene la mención a cuento de la reciente pugna por la titularidad de la noticia sobre la concesión a Arcelor de la generosa ayuda comunitaria para la descarbonización de las factorías asturianas de la multinacional del acero, un bocado de 460 millones de euros que no es moco de pavo sino bocatto di cardenale.

Según narran las crónicas, la ministra de Industria vino a Asturias el viernes a mostrar las bonanzas del PERTE de la descarbonización, a sabiendas que ese día Bruselas daría el placet el anuncio de la ayuda a Arcelor. O sea, que Maroto y Barbón montaron un sarao para ponerse la medalla de la fabulosa inversión comunitaria en beneficio de Mittal. Hete aquí que el candidato del PP, Diego Canga, con buena entrada en Bruselas, se les adelantó en cantar el gordo de Navidad en febrero y les fastidió la buena nueva y el agua de mayo a los socialistas, de manera que a la ministra y al presidente no les quedó otra que acogerse al derecho al pataleo y poner el grito en el cielo contra los burócratas que utilizan en beneficio propio información privilegiada.

Y uno se pregunta: ¿acaso la ministra y el presidente autonómico no iban a lucrarse, en exclusivo privilegio, de la noticia del año, seguramente con fines electorales, para paliar el varapalo de los trenes que achican y agrandan y lo túneles que crecen y menguan? Parece que Canga, en la mejor tradición marxista (de Groucho, que no de Karl), caviló que a la locomotora le hacía falta madera, que esto es la guerra, y laminó los vagones del convoy a la altura de Pajares. Y decidió capar la gocha mientras Barbón afilaba ufano el cuchillo de matarife.

Aquí, el que no corre vuela. Y el que quiera torreznos, que vaya a buscarlos a Soria.

Suscríbete para seguir leyendo