En corto y por derecho

La tribu logra botín en "La casa de papel"

Una llegada con cara de funeral, una salida casi más contentos que unas castañuelas

Parecía que iban a un funeral. Los presidentes del Principado, Adrián Barbón, y Cantabria, Miguel Ángel Revilla, llegaban a la sede del Ministerio de Transportes, en Madrid, con diez minutos de margen, juntos y marcando el mismo paso (los del asturiano más cortos, porque es bastante más alto). Pero circunspectos. Este humilde plumilla lo sabe porque estaba allí empotrado, tras eludir los férreos controles para entrar en el edificio en el que se grabó la mítica serie "La casa de papel".

Ni siquiera Revilla se permitió al llegar los típicos comentarios simpáticos con la canallesca, ni los invitó esta vez a unas anchoas de Santoña ni a unas quesadas pasiegas. Tanto él como Barbón estaban enfadados. Mucho. Seguramente porque no sabían qué iban a encontrar en la reunión que les esperaba con la ministra del ramo, Raquel Sánchez, ni si esta les concedería la larga lista de demandas que llevaban bajo el brazo.

Trajes en los dos casos de reunión seria, oscuros, y bien plantados en la solapa sus respectivos pines; el de Adrián Barbón institucional, con el escudo de Asturias y la leyenda "Presidente del Principado", y el de Revilla partidista, con el emblema del PRC, su partido.

Lo que pretendía ser una reunión de una hora se convirtió en un toma y daca de dos, donde Barbón y Revilla, Revilla y Barbón, que tanto monta, fueron en todo momento de la mano, representando –como le gusta decir al cántabro– uno a las Asturias de Oviedo y otro a las de Santillana.

Si en "La casa de papel" los ladrones más queridos por los telespectadores conseguían todo el oro, Barbón y Revilla no les fueron a la zaga y se llevaron un buen pellizco. Todo el botín. Por eso regresaron alegres y felices, casi más contentos que unas castañuelas.

La Ministra dijo sí a todo, a lo que ya habían pactado en días anteriores sus segundos –en el caso de Asturias el consejero Alejandro Calvo y el viceconsejero Jorge García– y a la reclamación de ultimísima hora. Una comisión no: un comisionado, que es asunto más grandón, para que vele por el cumplimiento de las promesas ministeriales. ¿Será cántabro? ¿Será astur? No importa, son "la misma tribu". Revilla dixit.

Suscríbete para seguir leyendo