A medio camino

Alberto Menéndez

Alberto Menéndez

El candidato del PP a la Presidencia del Principado, Diego Canga, venía a ganar las elecciones del domingo en la región. Estaba convencido de que con su experiencia como alto funcionario en Bruselas y su trayectoria profesional lo iba a conseguir. Pero se quedó a medio camino (si es que finalmente los votos del extranjero no dicen lo contrario). Mejoró notablemente los resultados de los populares en 2019, pero no logró sumarse a la ola triunfal del partido conservador en la mayor parte de las autonomías en las que hubo elecciones.

A Canga, probablemente, le faltó tiempo para darse a conocer a la opinión pública asturiana y, quizás, también, le pasó factura su bisoñez política. De no haber obtenido el PP tan buenos resultados en otras comunidades autónomas, los de Asturias, casi con toda seguridad, serían considerados excelentes, dados los antecedentes de los populares en la región en los últimos tres lustros.

Como ya sucedió en otras ocasiones, el PP asturiano desaprovechó una oportunidad de oro de superar electoralmente a los socialistas, dada la crisis en la que ha sumido al PSOE Pedro Sánchez, con un batacazo dominical que le ha llevado de forma inmediata a adelantar al 23 de julio los comicios generales que estaba previsto que se celebrasen a finales de año. El Partido Socialista solo tuvo una satisfacción total el 28-M, en Castilla-La Mancha, precisamente el territorio menos sanchista de todos en los que hubo comicios autonómicos. Emiliano García-Page fue el único barón que llegó a la mayoría absoluta. Luego, el PSOE fue la fuerza más votada en el Principado. Ahí se acabó la felicidad de los de Pedro Sánchez. Bueno, también está Navarra, pero en principio un gobierno progresista necesitaría el apoyo o la abstención de Bildu, un aliado que ahora, de nuevo ya en época preelectoral, no es muy del gusto del líder de los socialistas. Comunidad Valenciana, Aragón, Baleares, La Rioja, Extremadura, Cantabria y Canarias dejarán de tener, salvo sorpresa, gobiernos con participación socialista. Si a eso unimos que Andalucía, Galicia y Castilla y León (que no votaron el domingo) también tienen ejecutivos del PP, y que los de Cataluña y País Vasco son nacionalistas, queda claro que la única autonomía en la que habrá un presidente del PSOE sin apoyos polémicos será el del Principado, con Adrián Barbón al frente (salvo que todo cambie debido al recuento del voto llegado del extranjero, lo que se antoja bastante complicado, por no decir casi imposible, si se tienen en cuenta escrutinios anteriores). Asturias, la isla socialista, la joya de Pedro Sánchez, ¡quién se le iba a decir al actual presidente del Gobierno y al anterior jefe del ejecutivo autonómico Javier Fernández hace solo poco más de cuatro años!

Si el PP se quedó a medio camino en los comicios autonómicos, en los locales fue la Federación Socialista Asturiana la que vivió una situación similar. El PSOE continúa siendo el partido con más alcaldías en la comunidad autónoma, pero ha perdido poder, sobre todo porque se ha quedado sin los gobiernos municipales de Gijón, fundamentalmente, y también de Langreo, ayuntamientos que pasarán a estar gestionados por Foro, con apoyo del PP, el primero, y por Convocatoria por Langreo, la coalición que lidera IU, el de la cuenca del Nalón. Además, el PP alcanzó la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Oviedo. En las alas, sobre todo en la occidental, las políticas del Gobierno de Barbón pasaron factura en llamativos municipios con socialistas al frente como Cangas del Narcea, Navia, Tapia de Casariego o Allande. En el Oriente, el ex presidente del Principado Antonio Trevín fracasó en su intento de hacerse con la alcaldía de Llanes.

Populares y socialistas se quedaron a medio camino de sus objetivos en Asturias el pasado domingo, pero lo que sí consiguieron fue asentar de nuevo los cimientos del bipartidismo en la región. 36 de los 45 diputados regionales corresponden a los dos principales partidos de la Junta General del Principado. Más atomizado está el voto municipal.

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