Los mejores Premios, sin Ordine

Francisco García

Francisco García

Si numerosos noticieros del planeta se hacen eco inmediato de la muerte de un personaje relevante a los 64 años de edad y en Calabria lo primero que se nos ocurriría pensar es que ha sido abatido un padrino principal de la camorra o tiroteado un alto magistrado a quien alguna familia de la mafia se la tenía jurada. Pero no era así: el fallecido al que ensalzaban los enlutados titulares era un referente de la cultura europea, el filósofo Nuccio Ordine, premio Princesa de Asturias de las Humanidades que, lamentablemente, no podrá acudir a recoger su galardón ni a deleitarnos seguramente con una defensa extrema de las humanidades, ese equipaje común que los europeos portamos en el ADN común; y de la escuela como templo sacro para la formación exquisita de futuros ciudadanos.

La pérdida de Ordine convoca a las oscuridades que se ciernen sobre la educación. Tal es la utilidad de (lo que otros consideran) inútil, el título de su primer libro, que supone en esencia un alegato en favor del buen enseñante, del “magister” frente al “minister”, que no puede ser una figura obsoleta, frente al “minister”, autor de leyes educativas que desatienden el esfuerzo como base de la enseñanza. Ordine, como Rilke, piensa que solo la dificultad te puede permitir hacer el esfuerzo que te vuelve mejor.

Una pena que la muerte de Nuccio Ordine deje huérfana una magnífica edición de los Nobel asturianos, a nuestro juicio la mejor en años, ya desprovista de las formidables ataduras que impuso la pandemia. Valoren el plantel de galardonados: Meryl Streep, Helene Carrére, Eliud Kipchoge, Haruki Murakami… Lástima la ausencia imprevista e insalvable del mejor de todos ellos.