Junqueras, mitad monje, mitad soldado

Pedro de Silva

Pedro de Silva

Muchos lo ven como extranjero (lo que tal vez le encantaría) pero es tan español como uno de nosotros, solo que de otra parte. Hay en él un ramalazo oscuro y ardiente de visionario del antiguo sueño catalán, al lado del que Puigdemont es un saltimbanqui y Artur Mas un charlatán. Pero hay también un anclaje en la realidad y desdichas de la clase obrera (aunque solo haga de locutor que las cuenta), lo que le otorga otra solidez. Lo muestra ya todo, sabiendo mirarlo, la propia faz y complexión, con la vista en un país a la vez existente e inexistente, la rotundidad del cuerpo y el centro de gravedad tan bajo que, aunque se bambolee, no sea fácil tirarlo. Como su tiempo político viene de muy atrás y va hacia muy adelante, los pactos a corto son posibles con él si se le respeta. Sánchez acertó y de momento pacificó al Estado, pero Feijóo, si llega, lo intentará igual. ¿Apostamos?

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