¿Es grave doctor?

La historia de un beso

Juan Carlos Herrero

Juan Carlos Herrero

–¿Cuánto dice que gana usted?

–Novecientos mil al año. ¡Bruto!

–¿Perdone?

–En neto, unos setecientos, más menos.

–¿En qué trabaja, ha dicho?

–En la FEF, soy el presi.

–Dígame. ¿Desde cuándo se siente así?

–Así cómo.

–De bajón. Vaya, que no descansa.

–Desde el mundial que ganamos en Australia. Nada, una anécdota.

–¡Qué hermoso, con las necesidades que hay por el mundo!

–Por eso, de ahí viene el desasosiego.

–¿Siente empatía por el hambre en el mundo acaso?

–No doctor, digo por Hermoso, la Jenny.

–Dígame, don Luís. ¿Usted daría lo que fuera por un beso de la flaca?

–¿Eso es grave doctor?

–¿El qué, lo de la flaca?

–No. Lo de los setecientos mil euros al año, bruto.

–Neto, neto.

–Bueno, si es usted presidente no debería preocuparse. Diga "treinta y tres".

–Veintidós, veintidós, veintidós.

–Lo ve. Esta usted perfectamente. Puede irse.

–¿Y el motivo de la consulta? ¿Dimito o no?

–¿Qué dice la CSD?

–Que lo que diga el TAD.

–¿Y el TAD?

–Lo que diga el CSD.

–Lo ve. Váyase a Motril, dele un beso a su madre y déjenlo estar.

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