Un millón

Desnudo artificial

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Cuando pase el espanto de que un programa de inteligencia artificial haya servido para crear imágenes de púberes y adolescentes extremeñas desnudas, la estupidez natural le encontrará mucho uso. La inteligencia artificial, ayudada de la codicia capitalista, ha logrado que el intelectual del humor y actor Stephen Fry sea la voz en off de un documental sin haber participado, ni leído, ni cobrado, ni sabido que formaba parte de un negocio de vanguardia. Sobre sus grabaciones de los siete audiolibros de Harry Potter crearon, sin su permiso, una copia de su voz a la que se puede hacer decir cualquier cosa. Algún miserable lo estará haciendo con la voz imponente e impecable de Constantino Romero.

Si las cámaras de los móviles llevan filtros de juventud para que los selfies funcionen como filtros de amor pronto las aplicaciones de contactos estarán llenas de desnudos falsos muy favorecedores generados por el dueño de la cara. Cualquier imagen puede entrar en las orgías del porno y así la fantasía se hará irrealidad para funcionar como fantasía audiovisual. Lo falso tiene mucho futuro por lo amarga que es la realidad respecto a la autoficción.

La industria auxiliar del porno hace años pegaba rostros de actrices de Hollywood sobre cuerpos desnudos de modelos y se reconocían porque les pintaba una cadenita para tapar la línea del pegado. Era el tiempo del recorta y pega en los trabajos manuales para ocios manuales.

El desnudo tiene un valor económico que lo digital devaluará hasta cerca de cero como hizo con la música. Los desnudos de famosos y famosas dejarán de tener un precio en la industria porque la inteligencia artificial los conseguirá gratis. Una vez se popularice su uso para chantaje, los chantajes verdaderos también perderán valor. ¡Para qué queremos la realidad si nos basta con que se parezca a lo que imaginamos y deseamos! Si está pasando con las noticias, las bastardas "fake" y los contenidos solo destinados a gustar, la autenticidad de los desnudos nos importará un comino. Como en la música, el valor estará en los directos.

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