Solo será un minuto

El vuelo que te espera

Tino Pertierra

Tino Pertierra

El mundo cabe en un avión. Los pasajeros son una completa síntesis de la Humanidad. Si pudieras entrar en sus mentes hallarías rutas desconocidas que revelan pasajes llenos de información: maletas enteras, un big data íntimo y personal. En una misma fila se pueden sentar la maldad y la nobleza, la honestidad y el rencor tóxico, la amargura y la ilusión, el fracaso inminente y la victoria de horas contadas.

Esa chica de ojos llorosos tras leer un mensaje de texto representa el dolor de la pérdida, quién sabe si perecedera. Y esa sonrisa pintada en los labios podría ser un reflejo de una dicha inminente o el rescoldo de un éxtasis aún caldeado. Se reúnen en ese planeta con alas los planes condenados a desvanecerse, las dudas metódicas y el método dañino de quien busca atajos para llegar a la meta.

Gente con fe y gente descreída, decepciones y huidas, deseos y renuncias, cargas pesadas y decisiones quebradizas. Entre nubes viajan la memoria dulce y el presente agrio, la lentitud del miedo y el vértigo de la esperanza. Y el aeropuerto es un atril de mensajes contradictorios y en el interior volante se dan cita los pasajeros que no respetan nada ni a nadie con los que piensan en el prójimo a la hora de moverse. Luego, los gestos de la tripulación repitiendo la rutina de la seguridad recuerdan que la vida no es tan didáctica, que venimos al mundo sin manual de instrucciones y que pasamos demasiado tiempo esperando y desesperando mientras consultamos paneles con llegadas y salidas, cruzando pasillos interminables que se burlan de nuestros sueños y aguardando a que empiece el embarque antes de encajar el cuerpo en asientos estrechos y rezando para que no te toque al lado alguien insufrible. Vivir y volar: al final siempre te espera un aterrizaje forzoso.

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