Perennials para siempre

La tendencia de convertir en categorías a los diferentes grupos de edad

José Martínez Jambrina

José Martínez Jambrina

Recuerdo perfectamente el artículo de Karelia Vázquez para "El País" porque me hizo mucha gracia. Ilustraba el cambio generacional con la chulería de la "Generación Z" (nacidos a partir de 1996) que ha decidido hacer objeto de burla a sus predecesores, los prestigiosos "millennials", nacido en 1980 y 1995. La Generación Z, experta en uso de Tik Tok, parece que, cuando inicia una guerra, no hace prisioneros. Y la han tomado con los millennials a los que dedican numerosos tiktoks para burlarse de ellos y de su precario uso del Tik Tok, del WhatsApp o incluso del email.

La Generación Z tiene claras sus competencias: detectan a los millennials porque "escriben larguísimos WhatsApps, tipo emails y al grabar un video en siempre tardan 2-3 segundos en empezar a grabar sin saber que la cámara Tik Tok se activa al abrirla. Pero el rasgo definitivo de que están ante alguien nacido en el siglo XX y que merece escasa atención es que los "millennials" ¡usan el punto final! Son temibles los "zetas". Todo esto es tan divertido como banal. Un servidor, a lo más que llegaba era un poco a "babyboomer". Pero los "boomers" no tenían buen acomodo. Y menos teniendo en cuenta que usan hasta el punto y coma. Tras unos años buscando un lugar en el sol al final nos lo han dado. Los mayores de 55 años somos "perennials". Y no parece poca cosa.

Todo este preámbulo, lleno de referencias livianas, demuestra que nos hemos acostumbrado a convertir en categorías a los diferentes grupos etarios. Esto no es más que una variación de esa tendencia a clasificar, a categorizar, o sea, a ordenar en distintos cajones todo lo que vemos. Linneo influye bastante en nuestras vidas.

Pero si estrechamos el foco y analizamos todo esto con rigor nos damos cuenta de que, el análisis sociológico que se ha hecho en base a estas denominaciones ha servido de muy poco. Esta sociedad digital cambia tanto y a tal velocidad que poco sirven esos análisis tan superficiales. La sociedad digital en la que vivimos cambia a una velocidad vertiginosa que hace difícil tomar medidas que se mantengan vigentes el tiempo necesario para evaluarlas. Por otro lado, muchas empresas o servicios públicos de todo están sufriendo los trastornos y pérdidas que les acarrea la jubilación de los "baby boomers", una generación bien dotada para la convivencia con otros grupos etarios más jóvenes y con una competencia profesional difícil de reemplazar y con habilidades e imaginación para vivir en la adversidad. De ahí surge el apelativo de "perennials". Y ya no podemos frivolizar con la difícil situación a la que se enfrenta una sociedad donde la esperanza de vida crece rápidamente, la natalidad decrece y hay profesionales jubilados a su pesar que, tras comprobar lo que es la vida del jubilado, inician una especie de fase maniforme para llenar de activades las horas del día que tienen libres, que suelen ser todas. Desde la sociología, la economía, la política, la organización del sistema sanitario y sobre todo, del sistema de pensiones, si no se introducen cambios, los problemas sociales y el deterioro del estado del bienestar serán inminentes.

Buenos, pues todo esto lo ha analizado con detalle, rigor, tranquilidad y solvencia técnica envidiable el profesor Mauro F. Guillén (León, 1964) en su libro "The perennials. The megatrends creating a postgenerational society" (2023). Mauro Guillén, que ejerce su trabajo en la Wharton School, en Pensilvania, ya había firmado un libro brillante "2030: viajando hacia el fin mundo tal y como lo conocemos" (Deusto, 2020) donde adelantó muchas de las transformaciones sociales y económicas que estamos viendo estos días.

La tesis del profesor Guillén es que no podemos quedarnos esperando el porvenir mientras se suceden importantes cambios demográficos, económicos y tecnológicos. Mauro Guillén describe la situación actual con precisión reforzando cada propuesta con un estudio que la sustenta. El libro se lee con facilidad. Está plagado de referencias literarias y sobre todo cinematográficas, ¡qué importante es el papel de Hollywood!, que ilustran las propuestas del autor. Para Mauro Guillén hay que reiniciar el "modus vivendi" actual. Ese esquema de vida que hemos mantenido desde la Revolución Industrial y que consiste en la cadena: nacimiento-educación- puesto de trabajo y jubilación a los 65 años, ya no sirve para seguir prosperando como sociedad globalizada. Guillén hace crítica de la sobrevaloración que tienen el retiro, la pensión y esa extraña tierra prometida que se llama jubilación y que, a tenor de los datos, no trae tantos beneficios como se suponía. La jubilación ha sido una etapa idolatrada por gobiernos y ciudadanos. Pregúntesele a Macron y su intento de reforma del sistema de pensiones francés, un país donde la jubilación es obligatoria a los 62 años… ¿Para disfrutar de qué? se pregunta Guillén. Porque la jubilación también conlleva una pérdida de estatus social y económico que complica vidas estables. Y arrastra soledades, muchas veces demasiadas soledades.

El planteamiento de Mauro Guillén es razonable, aunque arriesgado en algunos puntos. El autor insiste en que su libro básicamente es una llamada urgente más que a sugerir drásticos cambios en el orden económico y social vigente. En primer lugar, Guillén habla de una sociedad posgeneracional donde los perennials tienen un papel clave al acumular experiencia, talento y otras cualidades morales de las que otras generaciones posteriores no son partícipes. Hay experiencias en numerosas empresas y centros de trabajo donde la convivencia de profesionales jubilados con los jóvenes ha demostrado un aumento de la productividad y del bienestar de los trabajadores. Guillén sabe que hay trabajos en los que esto es más fácil de lograr, los que se hacen con el cerebro y otros, los que se hacen con la espalda, donde será más difícil mantener, pasada una determinada edad, el mismo nivel de actividad. Pero ahí, explica Guillén, deben intervenir los directivos de las empresas para buscar reubicaciones o resituar a los candidatos al retiro en trabajos de menor duración de horas o menos días por semana, para que no salgan del sistema laboral. Guillén sostiene, que todos estos cambios deben realizarse desde la voluntariedad del trabajador. En este punto y en otros, el planteamiento del experto leonés arrastra un exceso de utopía. Pero una utopía que transmite una apuesta por el progreso y el beneficio social compartido. Para Mauro Guillén, el modelo de vida que llama "secuencial" es una anomalía que contradice los datos sociológicos y biológicos de los que disponemos. Nunca el individuo había llegado a esta esperanza de vida y con la salud que llega la mayoría.

Llegado el momento de proponer soluciones, Guillén insiste en que su libro es una llamada al cambio y no un catálogo de respuestas. No obstante, considera clave eliminar cualquier forma de discriminación por edad y enfatiza el terreno educativo porque casi un 25% de los estadounidenses mayores de 50 años empieza una segunda carrera universitaria "online". Carga con dureza contra "los prestigios" adquiridos de ciertas universidades norteamericanas que suelen llevarse la vida personal y la economía de los menos favorecidos socialmente que ingresan en ellas: Se puede aprender muy bien en centros universitarios que pasan inadvertidos. Incluso incita a los centros educativos para que faciliten y recluten trabajadores retirados, pero con deseos de seguir aprendiendo para que compartan espacios y tiempos con los más jóvenes. La educación online saldrá muy beneficiada en estos próximos años, pero Guillen apuesta incluso por incentivar a todas las empresas que la faciliten. Asimismo, entre otras propuestas, hace hincapié en proseguir eliminando barreras para que la mujer pueda ser madre sin que ello sea obstáculo en su proyección profesional.

De la generación Z a los perennials. Mauro Guillén no elude lo lúdico del asunto, pero la gravedad de su ensayo se transmite en que es una especie de mensaje en una botella para provocar y estimular una serie de cambios que permitan mejorar los logros conseguidos y evitar la quiebra del sistema. No es una broma tiktokera.

Hay que leer "The perennials", a punto de ser traducido al castellano pero disponible en librerías online. Se notan las diferencias entre la sociedad americana y la europea. Ello no evita que compartan la angustia de tener que afrontar problemas complejos pero similares. Y aunque las propuestas del profesor Guillén puedan no ser del agrado de todos, la cantidad y calidad de información que brinda hace que merezca la pena.

Recuerdo un poema de Emily Dickinson: "Nuestras vidas son suizas / Tan calladas, tan frías …/ Hasta que una extraña tarde / los Alpes olvidan sus cortinas / Y vemos más lejos".

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