Asturias y el Proceso 1001

Medio siglo de un juicio en el que el lenense Juan Muñiz Zapico tuvo un papel protagonista

Benjamín Gutiérrez Huerta

Benjamín Gutiérrez Huerta

Se cumplen 50 años del Proceso 1001, el gran juicio al movimiento obrero por parte de la dictadura y que tuvo como referente en Asturias a Juan Muñiz Zapico, "Juanín". Comisiones Obreras aún no era una organización sindical en el sentido clásico; en aquel momento era un movimiento sociopolítico de base, capaz de movilizar la fuerza de la clase obrera contra la dictadura. Por eso la detención en junio de 1972 de la Coordinadora Nacional de Comisiones Obreras, que se iba a reunir clandestinamente en el convento de los Oblatos de Pozuelo de Alarcón, fue algo tan importante.

Parece difícil imaginárselo ahora, pero en aquellos años en las barriadas obreras de Asturias, los dirigentes obreros, los Juanín, Nevado o Gerardo Iglesias, entre otros muchos, eran las "estrellas del rock", eran los referentes para una juventud que ansiaba libertad en aquella larga dictadura. La detención de Juan Muñiz Zapico le haría en Asturias en aún más visible, siendo incluso portada en "Asturias Semanal". Eran líderes obreros, no por elección de proceso interno, sino por ser referencia en sus centros de trabajo y sectores, su detención tensionaba al conjunto de la clase obrera y por tanto a la sociedad.

La preparación del juicio conllevó toda una campaña de solidaridad internacional y nacional. Por poner una anécdota de importancia internacional sobre el Proceso 1001, estaba prevista la presencia del mismísimo Marlon Brando en Madrid, en apoyo de los enjuiciados durante la vista. Cabe imaginar la repercusión de algo así, por lo que el régimen cambió la fecha para evitarlo. Eso hizo coincidir la vista con el atentado a Carrero Blanco. El resultado consiguiente fue de enorme tensión, con fascistas reclamando sangre como venganza por lo ocurrido, lo que complicó aún más el desarrollo del juicio. La intervención de Juanín ante el tribunal fue considerada de suma importancia, como bien siempre explicaba su abogado defensor, Manolo López. Las penas impuestas por el Tribunal de Orden Público fueron demoledoras: Marcelino Camacho, 20 años de cárcel; Nicolas Sartorius, 19; Miguel Angel Zamora, 12; Pedro Santiesteban, 12; Eduardo Saborido, 20; Francisco García Salve 19; Luis Fernández, 12; Francisco Acosta, 12; Juan Muñiz Zapico, 18; y Fernando Soto Martín 17.

Desde la cárcel, los diez de Carabanchel siguieron siendo una referencia, y la fuerza de las Comisiones Obreras siguió pese a la represión. La solidaridad con los presos fue una constante, incluso hay que recordar el regreso de Juanín, tras el indulto por la muerte de Franco en 1975. Su llegada se convierte en un acto multitudinario, con miles de personas esperándolo en las estaciones de Mieres y Gijón, con fuerte represión por parte de la fuerza pública para disolver a los concentrados.

Juan Muñiz Zapico pasaría la historia tras su muerte en enero de 1977 como el "home de la unidá" al que canta "Nuberu". Pero hace cincuenta años era el asturiano del Proceso 1001, que estaba llamando a ser un dirigente fundamental en el movimiento obrero y la lucha por el final de la dictadura.

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