Gaviotas y halcones contra palomas

El año echa a andar cansado y sobre un mapa en ascuas

Olga Merino

Olga Merino

Temprano en la mañana. Primer día del año, el primero de verdad, laborable. La equívoca sensación de que todo está por estrenar, envuelto en celofán intacto. La anciana que pide limosna en la puerta del parking ha desmigado una barra de pan sobre la acera para el desayuno de palomas y cotorras, que se entregan confiadas al festín hasta la irrupción de una gaviota altiva, amenazante, con el pico naranja en ristre. Cuatro graznidos le bastan para que la morralla alada se aparte. Así se empapuza a gusto de los mendrugos más grandes, buche abajo, dejando apenas migajas a las aves pequeñas, según la mecánica implacable del mundo. De esta guisa comienza un 2024 que, encima, viene bisiesto, otro de esos años de 366 días que arrastran mal fario desde Julio César. También fue bisiesto 1616, que vio coincidir la muerte de Miguel de Cervantes y William Shakespeare. Y 1912, el año del "Titanic". Y 1936… No me hagan caso; la superstición es tan tonta como pegajosa.

En estos días de motores al ralentí, balance y nuevos propósitos, alguien ha recordado medio en broma el discurso con que el dictador Enver Hoxha, el estalinista que llenó Albania de búnkeres y hambre, arengó a sus compatriotas en el Año Nuevo de 1967: "Camaradas, este año será más difícil que el año pasado. Sin embargo, será más fácil que el año próximo". Menudo aguafiestas, por no emplear un sustantivo de mayor calibre. Alguien, digo, dejó caer la cita en tono jocoso para aligerar el espíritu, porque 2024 también echa a andar cansado, caído de hombros, como envejecido de forma prematura. Estados Unidos y China recalientan el caldero de la guerra fría con el pretexto de Taiwán, gran productor de semiconductores, una industria clave para fabricar desde aviones de combate hasta paneles solares. Gaza, la masacre insoportable: 22.000 muertos y la quimera desvanecida de dos estados, pues ya no quedará tierra sobre la que asentar el palestino. El conflicto en Ucrania tras la agresión rusa va camino de cumplir dos años sin atisbo alguno de negociación, sino todo lo contrario: estancamiento olvido. Gaviotas y halcones contra palomas.

Putin volverá a ganar los comicios de marzo, en el que será su quinto mandato. También habrá elecciones al Parlamento europeo, donde se prevé que la extrema derecha sume enteros aupada por el miedo a la inmigración e inseguridad. Otro tanto en Estados Unidos; a finales de año, un Joe Biden de capa caída puede encarar la reelección frente a Donald Trump —aún no es un descarte–, ese personaje que dice que será dictador "por un día" si retoma el mando. Para salir corriendo.

Nuestra especie es un fracaso, pero tampoco se puede vivir sin esperanza. Ojalá este fuera un año bisagra hacia otra era.

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