Desmontando la Navidad

Pedro de Silva

Pedro de Silva

La Navidad va llegando poco a poco, pues tiene un lejano anuncio ya en verano, al ponerse a la venta la lotería del Gordo, llega a las calles en el mes de noviembre, cuando las empresas instaladoras empiezan a montar el cableado del aparato ornamental y, a partir de Difuntos (o Samaín o Halloween) va tomando velocidad, con la semana de los puentes por medio, hasta el palenque de salida del Gordo y la emoción de los tres encuentros consumistas de Nochebuena, Nochevieja y Reyes. Ese montaje, cada vez más fastuoso, tiene una humilde historia de misterio en su centro, cada vez más lejana y deslumbrada por las luces. Todo está bien si alimenta nuestro motor de consumo y mejor que la fiesta no decaiga, por supuesto, pero, apagadas las luces, el cansino desmontaje deja ver demasiado las costuras y los palos del tinglado. Menos mal que las rebajas nos dan una última y feliz bocanada de gasto.

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