Para amnistía, la de Francisco
No está mal la frase de Fernando Savater, en una entrevista: "Ya que la vida no ha querido acabarse, pues voy a hacer algo de ruido". Buena máxima para todos los que hayan pasado la media estadística de vida. ¿Es algo así, con las pinturas de guerra a tono con el solio pontificio, lo que ronda la cabeza de Francisco de un tiempo acá? Como si se hubiera dicho, inspirado o no desde arriba, que para qué perder tiempo y salud en un sínodo, una encíclica, una mera pastoral, rodeado en casa de consejeros y fuera de censores, todos con el gesto adusto que apareja el estado, cuando con solo HABLAR puede cambiar el color de su reinado e iluminar la mente en mucha gente, fieles y no. Incluso, ¿por qué meterse en penosas teologías sobre la existencia física del infierno, tan alejadas del espíritu del tiempo? "Me gusta pensar en un infierno vacío", ha dicho solamente. Y todos a la calle.
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