Pactando con Neptuno
Hay alguna belleza (bajo parámetros cósmicos, claro) en el modo en que la emergencia climática se va posando, sin perder cierta elegancia, en un mar contenido como el Mediterráneo, cuna de civilizaciones comerciales. En Catalunya, donde la costa había avanzado en muchas poblaciones costeras contra el mar, creándose luego playas artificiales, se han cansado de reponer la arena que una y otra vez se llevan los nuevos temporales, optando por demoler paseos marítimos y hacer retroceder la costa, devolviendo al mar parte de lo que era suyo, fortificando, eso sí, el urbanismo más atrás. Hay en ello, a esa escala de los cataclismos todavía llevaderos, una idea de sacrificio ritual para amansar al genio titánico, como intentando un pacto. No servirá, claro –la emergencia solo ha hecho que empezar–, pero en esa actitud, que ojalá cundiera, estaría la clave, si es que aún hay tiempo.
Suscríbete para seguir leyendo
- El Madrid gana contra su voluntad
- Un calentón puede gripar el motor
- En todo caso, una irresponsabilidad
- La Corredoria, punto neurálgico para Asturias y para Oviedo
- El caso del señor enamoradito
- Días para reflexionar
- Una nueva entrega de Parando en Villalpando: Cuando Sali bloqueó a Javi
- La esposa del césar