El delincuente semanasantero

Las opiniones sobre el cartel de la Semana Santa de Sevilla

Jose María de Loma

Jose María de Loma

El otro día detuvieron a un desaprensivo que no tenía opinión sobre el cartel de Semana Santa. No importa de donde. No tenía opinión. Nada. Ni tibia ni radical, ni documentada ni alocada. La policía informó de que ya tenía antecedentes: se había permitido a finales de la pasada década dos años de indiferencia respecto a este asunto. No tuiteó nada ni comentó nada a su familia o en su tertulia de café sobre los carteles de esos años. El individuo ha pasado a disposición judicial, pero el juez que había de juzgarlo estaba ocupado redactando un auto contra el cartel de Semana Santa de su pueblo, al que tilda de levantisco y escasamente artístico.

La defensa de este sujeto va a alegar como atenuante el encendido discurso que un año dio en su juventud en una peña recreativa ante nada menos que siete personas y en el que tildó de mamarracho, cateto y cagatintas al autor del cartel de ese año. Esto, dice su abogado, muestra su buena disposición a contribuir al debate público y al progreso de su nunca bien amado municipio y descarta todo atisbo de cuajo, desidia, desinterés e incluso ateismo militante.

Fuentes judiciales informaron de que no puede descartarse un ataque de afonía o un mal de amores, sabiéndose, si bien esto pertenece a su esfera privada, que anda detrás de una muchacha que no le corresponde ni atiende a sus elogios, elogios que bien podría haber vertido en el cartel semanasantero. Se desconoce si pertenecía a una banda organizada que trataba de extender el desinterés y el silencio e inclusive la meditación, o actuaba por su cuenta. Presentaba trazas de consumo excesivo de documentales, donuts de chocolate e Instagram.

Por su parte, el autor del cartel, no importa de donde, rechazó hacer declaraciones al respecto, aunque desde su entorno se subraya que la actitud contraria a formar el follón padre debería estar tipificada en el Código Penal, para evitar que cualquier cartel pase desapercibido. Incluso inadvertido.

Suscríbete para seguir leyendo