Mujeres

El falso mito de la crianza paritaria

Las madres siguen asumiendo la mayor parte de los cuidados de los hijos; en el libro "Toda la rabia", la psicóloga Darcy Lockman analiza el porqué

Elena Fernández-Pello

Elena Fernández-Pello

Darcy Lockman es una psicóloga clínica neoyorkina con cierta experiencia editorial, con un libro y varios artículos publicados sobre su experiencia profesional en el sistema de salud mental de su ciudad. Hace unos años, en 2016, haciendo las maletas de sus hijas la víspera del Día de la Madre, empezó a pergeñar el ensayo que Capitán Swing acaba de lanzar en España. "Toda la rabia. Padres, madres y el mito de la crianza paritaria", ese es su título, y es bastante explícito.

Su autora lo ha construido con vivencias y observaciones particulares, y con las de innumerables testimonios recogidos entre familiares, amigas y otras madres con las que ha contactado a través de distintos canales, también de las redes sociales.

Su punto de partida es el extrañamiento personal ante una situación que, como mujeres autónomas, independientes económicamente y liberadas, creían superada. Todas han tenido oportunidades de sobra de constatar que, a pesar de un cambio en el modelo de paternidad, que se da por sentado, con responsabilidades y tareas supuestamente compartidas, ellas siguen siendo las que se hacen cargo del grueso de los cuidados domésticos, y muy en especial de los de los hijos.

En Estados Unidos, reseña, citando una publicación académica, las mujeres asumen el 65 por ciento del trabajo que requiere el cuidado de los hijos, los hombres el 35 por ciento, y esos porcentajes se mantienen invariables desde hace 20 años. Otro estudio, de la Universidad de California y en el que se analizan miles de horas de grabaciones de vídeo, revela que la situación más frecuente, y con mucho, en el interior de los hogares, es la de un padre que permanece solo en una habitación; las madres, al contrario, siempre aparecen interactuando con el marido o con los niños.

Con los relatos recogidos en sus indagaciones, Darcy Lockman ha armado un texto en cuyos pasajes muchas, y muchos, van a reconocerse, y que también les ayudará a entenderse y a explicarse por qué hacen lo que hacen. Ella le da mil vueltas al asunto y lo analiza desde todas las perspectivas posibles. Habla de cómo se justifica, ya sea por una cuestión biológica, por aquello del instinto maternal, por carácter o personalidad, por formación, por razones estructurales, por la organización social y del trabajo, por el sistema patriarcal.

Lockman busca desesperadamente una respuesta sobre las relaciones paternales. ¿Por qué los hombres se comportan así?, ¿por qué lo hacen incluso los que se dicen comprometidos con la igualdad?, ¿cómo se las ingenian para que las mujeres acaben asumiendo la responsabilidad de la crianza de los hijos en el día a día? Y aunque no llega a formularla abiertamente, hay otra pregunta subyacente: ¿Por qué las mujeres, incluso las que presumen de feministas, lo asumen?

No hay una sola respuesta, desde luego. Para las mujeres no es fácil luchar contra la educación recibida, y algunas tampoco están interesadas en hacerlo, dice Lockman; los hombres están cómodos así, no han sido entrenados para mantenerse hipervigilantes, siempre atentos a las necesidades de la progenie, como es muy frecuente en las mujeres. Tampoco pesa sobre ellos lo que la psicóloga denomina "la tiranía de la maternidad" –en su caso, sería de la paternidad–, por la que las mujeres con hijos tienden a autoafirmarse a través de su desempeño como madres.

"Toda la rabia" no es, pese a todo, un libro resentido, de mujeres contra hombres. Que nadie busque eso, al contrario. Darcy Lockman se lo ha dedicado a marido, y no lo hace con sarcasmo sino con una generosa dosis de humor y con mucha ternura.

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