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Anteojeras de la especie

Sorprende la dificultad de los científicos para relacionarse con su entorno próximo. Para relacionarse profesionalmente, quiero decir. Leo un artículo sobre experiencias, que se supone insólitas, de amistad entre animales, observando el comportamiento en su ámbito de babuinos, chimpancés o delfines. ¿Por qué no empezar por animales domésticos, perros sin ir más lejos? Cualquier paseante de canes sabe de sobra que su perro tiene en los parques o en sus rutas habituales congéneres hacia los que muestra amistad y otros con los que el conflicto está asegurado en cuanto se ven. O sea, tiene perros amigos y perros enemigos, sin necesidad de que exista vínculo sexual o de interés entre ellos. Entre perros vecinos y amigos, que se relacionan varias veces al día, es un hecho frecuente el duelo cuando uno fallece. Nuestro supremacismo no nos deja verlos tal como son. Ni vernos como somos.

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