Una nueva hégira, futura avalancha de refugiados

La decisión de Israel de despejar de civiles la franja de Gaza para acabar con los militantes de Hamás

Fernando Granda

Fernando Granda

La decisión de Israel de despejar de civiles la franja de Gaza para acabar con los militantes de Hamás va a traer más problemas a los países occidentales, a Europa. Una nueva hégira se avecina, una nueva avalancha de refugiados se puede producir en los próximos meses. Habrá que ver cómo se comportan los gobiernos de la Unión Europea con la llegada de los huidos de la Palestina arrasada. Y me refiero a la Europa –sálvense Borrell y Sánchez…– que ha aplaudido o se ha inhibido ante la actitud de Israel tras el atentado de Hamás. Quienes callaron o dejaron pasar el exterminio practicado por el ejército de Netanyahu en la franja de Gaza verán ahora que los dos millones de palestinos que escapan de la atrocidad llevada a cabo en el territorio gazatí llegarán a Europa en las próximas fechas.

Los países árabes, vecinos que han estado callados o inactivos ante la destrucción de la franja palestina, serán los primeros que tendrán que recibir a los refugiados. Pero como se verán impotentes ante la avalancha que les llega, harán lo posible por despedirla de alguna forma, lo que propiciará la huida masiva de quienes lo han perdido todo y no pararán hasta alcanzar un mundo mejor. ¿Será similar a la ocurrida en 1948 con la creación de un estado hebreo?

De esta catástrofe se libran algunos de los licitadores de la invasión israelí. Sin ir más lejos, los Estados Unidos que no solamente han apoyado la política del Gobierno israelí sino que le han aportado dinero y munición para que los militares judíos machaquen a una población precaria y mayoritariamente joven. Las cifras que se manejan señalan que la mitad de los muertos a causa de los bombardeos israelíes eran niños y una cuarta parte eran mujeres, lo que hace considerar –según argumento de Netanyahu– que tres cuartas partes de los 30.000 fallecidos debían ser incógnitos militantes de la terrorista Hamás.

Hasta principios de diciembre, en esos once meses de 2015, llegaron a las costas europeas más de 911.000 refugiados e inmigrantes que huían de la persecución y las guerras en Siria, Irak y Afganistán. Otras 3.550 personas perdieron la vida durante el trágico viaje durante ese año. Lesbos en el recuerdo. Ahora son la gran parte de los más de dos millones de gazatíes los que Netanyahu quiere evacuar de la franja del suroeste palestino para exterminar lo que quede de las milicias de Hamás. Lo que supone que más de dos millones de habitantes de la franja destruida intentarán escapar con vida y refugiarse en territorios sin bombardeos, sin guerra. Como los países limítrofes del país hebreo llevan tiempo saturados de refugiados, los nuevos huidos se esforzarán por salvarse atravesando mar o tierras hostiles, como ocurrió hace nueve años, y llegarán o morirán intentando llegar a Europa. Y si en esa masiva huida los países de la Unión Europea se repartieron unas cuotas –que luego nunca cumplieron– de recepción de refugiados, la situación actual es tan grave o más que la anterior.

Nadie quiere a los pobres en este primer mundo, aunque se los necesite para cubrir los trabajos que los occidentales no quieren hacer. Volverán a producirse hechos como el del niño Aylan, aparecido ahogado en las arenas de una playa, cuya fotografía mostró al mundo la vergüenza de la civilización del siglo XXI. La imagen del pequeño sirio, Aylan Kurdi, cuyo cuerpo fue arrastrado por el mar hasta una playa turca tras un fallido intento de alcanzar Grecia, situó el foco de la atención pública en las tragedias humanas de quienes tratan de llegar a la ilusionante prosperidad de Europa. Si este pasado 2023 fue el año en que más refugiados africanos han llegado a las costas canarias, el presente 2024 puede batir todas las marcas registradas hasta el momento, tanto en aguas del Atlántico como del Mediterráneo.

La destrucción masiva de Gaza por los ejércitos israelíes, la invasión rusa de las provincias orientales de Ucrania, las interminables guerras de Siria, Yemen, Sudán… traerán más miseria a los países en conflicto, expulsarán a los pacíficos habitantes de esos vastos territorios hacia la próspera civilización que se ve en las televisiones de todo el mundo. Una nueva hégira de refugiados.

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